(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 28 DE FEBRERO, 2017). Al cumplirse el pasado 25 de septiembre el 111 aniversario del nacimiento de José Figueres Ferrer, declarado por La Nación, como el hombre del siglo XX en Costa Rica, EL JORNAL pudo constatar parte del descuido en que se encuentra su tumba, en la cual la placa que recogió las palabras y el espíritu del pueblo tico de lo que el expresidente representó, ya no se puede leer, porque está muy borrosa.
Don Pepe, como lo conocía el pueblo costarricense, quiso ser enterrado en una tumba sencilla en el cementerio de San Cristóbal Sur de Desamparados como referencia inequívoca de su visión de vida, no obstante, la placa, que data del 13 de junio de 1990, día en que fue enterrado, muestra el descuido en que se tiene la memoria del exmandatario.
Nacido un 25 de septiembre en San Ramón de Alajuela, hijo de padres catalanes, don Pepe murió un 9 de junio de 1990, a los 84 años, tras ser el comandante en jefe del Ejército de Liberación Nacional en la guerra de 1948.
El discurso que recoge la placa, atribuido a Mariano Figueres Olsen, hoy al frente de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS) y que lleva por título «Vuelve don Pepe», resulta prácticamente ilegible.
A la tumba la rodean unos árboles de «jaúl», que acompañan la memoria de don Pepe, tres veces presidente, escritor, socialista y quien siempre se guió por una de sus famosas frases: «Para qué tractores sin violines».
El cementerio de San Cristóbal Sur se encuentra a pocos metros de la entrada a la Lucha sin Fin, donde don Pepe cultivó cabuya, ideó una sociedad inspirada en los socialistas europeos, en especial los franceses, y donde ya de viejo leía y releía a Tolstoi, uno de sus autores de cabecera.