(LUNES 22 DE ENERO-2024-EL JORNAL). El Real Madrid es tan grande, que al más simple movimiento, el mundo del fútbol se estremece.
Ayer, en el juego Real Madrid-Almería, el VAR, adorado por los que hoy lo cuestionan, pitó tres faltas a favor del equipo blanco y en España todos se rasgan las vestiduras, en un acto solemne de hipocresía.
No se analizan las tres acciones en que intervino el VAR, herramienta que no me gusta y que me parece innecesaria, pero como ayer favoreció al Real Madrid, pasó de ser un avance a convertirse en la mano negra del fútbol.
Lo que hacen los detractores con esta posición es engrandecer al Real Madrid, porque evidencian que están esperando cualquier situación para atacar en bloque al mejor equipo del mundo.
Almería habló de robo, como en los viejos tiempos, y se entiende porque hicieron un gran juego, pero las tres acciones en que intervino el VAR, reitero, que yo no lo utilizaría nunca, acertó ante las falta de apreaciación de Francisco Hernández Maeso.
El Real Madrid, por ejemplo, en 2021, perdió una liga por una mano inverosímil que le arbitró el VAR en un juego ante el Sevilla. Y claro, como afectaba al Real Madrid, no hubo polémica. De forma unánime se asumió que aquel esperpento podía ser falta y que el penal estaba en regla.
De forma ta,l que el hecho de que todos se rasguen las vestiduras es un acto que revela una vez más, que cuando un grande como el Real Madrid hace el más mínimo movimiento, el resto sale a contrarrestar aunque sea con pobres argumentos.
Algunos consagrados, incluso, como Alfredo Relaño, el gran periodista deportivo español, se equivocan al magnificar una invertención del VAR que en realidad apeló al sentido común.
El Real Madrid no hará nunca de víctima, como sí lo hace el Barcelona, que luego de pagar, sí pagar, durante 17 años a José María Enriquez Negreira— el vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA)–, durante 17 años, sale ahora a juzgar y a ponerse como el club modelo.
En fin, que cuando el VAR actúa a favor del Real Madrid es el mismísimo demonio, y cuando actúa en contra, es la mejor herramienta del mundo. ¡Hipocresía pura!
