(LUNES 25 DE MARZO-2024-EL JORNAL). Costa Rica obtuvo el pase a la Copa América en buena lid. Por primera vez, en mucho tiempo, primó una idea de a qué jugar y este es un avance, incluso, más importante que rel resultado.
Ante una Honduras plagada de limitaciones, la Selección maximizó sus recursos y esto tiene mérito.
Hasta aquí la película está bien: una victoria necesaria y oportuna, y se consiguió. Un punto a favor del seleccionador Gustavo Alfaro y su cuerpo técnico, pero ello no da para salir con un discurso de que es el tiempo de los jóvenes y del cansino e inexistente cambio generacional.
El cambio generacional es un cuento chino. No existe. Lo que hay son buenos o malos jugadores, independientemente de la edad que tengan. Y claro está que lo que pidió Alfaro en la conferencia de prensa tiene sentido: darle espacio a los jóvenes en el campeonato nacional.
Esta es una petición que han hecho muchos entrenadores. Entre ellos Carlos Watson, que siempre decía que el problema de los futbolistas ticos era cuando llegaban a los 18 años, porque los clubes no sabían qué hacer con ellos.
Lo que procede es trabajar bien las ligas menores y que de ahí salgan talentos, que en el país hay muchos, y que se establezca una claridad por parte de los clubes de subirlos a la primera categoría en edades tempranas, como sucede en muchas partes del mundo.
Y no es con base en un regla sub-21 que no tiene pies ni cabeza, pero que se sigue utilizando.
El primero que tiene que ser coherente con su discurso de abrirle las puertas a los jóvenes es el propio Alfaro, veremos si cumple con ese cometido.
Y lo primero que debería enseñarle a esos jóvenes, es que ha de haber una buena comunicación con la prensa, que es intermediaria con la afición.
Atrincherarse, como lo hizo la Selección por decisión de Alfaro, es arrogancia pura, y ya basta de tanta bobería y majadería en el fútbol de Costa Rica.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL