Por Luis Ureña
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 14 DE ABRIL DE 2020-EL JORNAL). La costarricense Lennis Araya, quien trabaja en New Jersey, da testimonio de las largas horas en que pasó debatiéndose en un mano a mano con la muerte a causa del coronavirus.
La sensación de ahogo y de que de un momento a otro, en esos ataques de fiebre, podía perder la batalla, la llevan a compartir su testimonio al tiempo que hace un llamado para que cada quien extreme las medidas y evite contraer el COVID-19, que puede covertirse en letal.
«No sé cómo contraje el virus. Sospecho que en una salida al supermercado, pero es imposible saber con exactitud dónde y cuándo. Traté de salir solo en momentos imprescindibles para protegerme, pero al final resulté afectada», explicó Araya, quien es oriunda de León Cortés, cantón que pertenece a la zona de Los Santos, junto con Tarrazú y Santa María de Dota.
«Yo casi nunca padezco de gripe ni de dolor de cabeza, pero empecé a sentir esos síntomas y por eso fue a emergencias. Me atendieron y me dijeron que si me sentía más volviera, pero yo sentía en esos momentos como que me faltaba el aire».
En efecto, pocos días después los servicios médicos en New Jersey le confirmaron que tenía el coronavirus.
Araya expresó que pasó por etapas sumamente críticas, en las que pensó que perdería la vida.
«La deshidratación es tremenda. Las fiebres altísimas y el virus ocasiona que el cuerpo produzca muchas flemas. Es una lucha entre el sistema inmunológico y el virus. Hay momentos en que una cree que no lo va a superar», contó mientras se repone y ya fuera de peligro en su casa, la que comparte con dos personas más, lo que la obliga a tomar medidas extremas para evitar contagiarlas.
Lo que la afecta en la actualidad es una tos, que de acuerdo con la explicación que le dio el médico que le atendió, le permanecerá por un largo tiempo, mientras el cuerpo se va reponiendo.
El uso de infusiones y de elementos naturales como el ajo, el jenjibre y la cúrcuma le fueron de gran ayuda, junto con los medicamentos que le proporcionaron.
Por haberse jugado la vida, Araya le pide a quienes lean y escuchen su testimonio que «por favor se cuiden y eviten contagiarse», porque el virus puede resultar letal.
En medio de ello, Araya ya recibió una carta con el costo de los servicios médicos y sospecha que al menos serán de $10.000 (¢5,8 millones), por lo que tendrá que acorge a un seguro especial del Estado, pues no está en condiciones de atender tan alta demanda económica.
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