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Soñemos con el Mundial y una revolución

(VIERNES 18 DE MARZO, 2022-EL JORNAL). Hoy se dará la lista –al mediodía—de la convocatoria de la Selección Nacional para los tres partidos cruciales de cierre de la eliminatoria y la buena noticia es que la Tricolor haya llegado con vida a esta fase, luego de haber realizado una primera vuelta de espanto.

Como el costarricense olvida rápido, ya todo parece ir por los cauces debidos y si se clasifica directamente o por repechaje todo el sufrimiento, toda la incertidumbre y todos los desaciertos caerán en el olvido.

Conviene entonces actuar de manera distinta: tomar la clasificación, si se da, como un impulso extra para empezar a ajustar los muchos cabos sueltos que tiene nuestro fútbol, empezando por las urgencias y prueba de ello es que si un técnico pierde tres partidos va  de inmediato para la calle.

Hay que empezar a ver más allá del presente. Ningún fútbol serio vive del presente. Hay que considerar el pasado para entender de dónde se viene y pensar el futuro con base en una sólida planificación.

Costa Rica tiene lo más importante para triufar en el ámbito internacional en el fútbol: la materia prima, es decir, la calidad de sus jugadores, en el país surgen futbolistas en todas partes, lo que toda es orientarlos, prepararlos, para el fútbol y la vida, e inculcarles una mentalidad ganadora que tenga como meta trascender nuestra fronteras.

Si la Federación de Fútbol, la Unafut y los clubes de manera individual se integraran a un pacto tácito de que hay que mejorar sí o sí, y se respetan preceptos básicos, se puede empezar a dar ese salto cualitativo que tanto esperamos.

La tarea es enorme y para eso se necesita dirigentes que se quiten la etiqueta de aficionados y se dispongan a pensar como representantes del fútbol federado para que aspiren a que cada equipo tenga las mejores condiciones posibles, se contrate a técnicos en todas las categorías con sueldos acordes a su labor y, sobre todo, que tengan la amplitud de miras para ver más allá del horizonte inmediato.

En medio de todo ello es que la fase final de la eliminatoria es  más que relevante, porque está de por medio un Mundial, cuyos recursos podrían ser, esta vez sí, el comienzo de un cambio significativo en el fútbol nacional.

Como ven, soñar despierto a veces es útil y terapéutico, y ante todo, como dice la lotería española: soñar es gratis. Soñemos entonces de que un cambio es posible sin dar un salto al vacío.

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FxD y en EL JORNAL

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