(MIÉRCOLES 28 DE AGOSTO, 2024-EL JORNAL). Willy Coito dijo que el fútbol de Costa Rica juega a una velocidad mayor a la que practican en Guatemala. No sorprende del todo, porque eso se observa desde hace rato en ese país centroamericano, a donde hace 15 años llegaban muchos futbolistas nacionales.
La reflexión de Coito es válida porque ante ello la pregunta que hay que hacerse es la siguiente: ¿qué pasaría si tuviéramos buenas canchas?
El entrenador del Comunicaciones aludió al buen estado del Morera Soto. Si los campos en que se juega fútbol en el país fueran naturales y estuvieran en tan buen estado como el del estadio rojinegro, ya ahí habría una mejoría significativa.
Si a ello se le une que los equipos, de forma tácita, decidan en esos muy buenos campos, apostar por un fútbol en el que asuman mayores riesgos, estaríamos rumbo a subir varios escalafones.
Y si a lo anterior, le añadimos que los equipos profesionalizan el trabajo en las bases con criterios casi científicos, con entrenadores bien pagados y en canchas adecuadas, estaríamos muy cerca de dar un salto cualitativo de enorme importancia.
Y para terminar con este recorrido de ilusión, si a lo todo lo dicho se le agrega que los equipos deciden empezar a promocionar sus mejores jugadores a edades tempranas, entre los 16 y 17 años, en el primer equipo, Costa Rica se estaría preparando para un protagonismo distinto en el ámbito internacional.
Ya me dirán que estoy soñando despierto, pero por este camino, se los aseguro, empiezan la mayoría de los logros personales y colectivos.
Mientras no soñemos despiertos con mejorar nuestro fútbol, nos quedaremos con un campeonato local que se sigue por tradición y cercanía, pero no por calidad y relevancia.
Es tiempo, entonces, de empezar a utilizar la máquina de los sueños, para que en un mediano plazo tengamos un fútbol profesional y así marcar verdaderas diferencias con Centroamérica para dirigir la mirada hacia un horizonte mayor.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL