Si la lógica existiera, la Liga sería campeón
El campeonato costarricense se parece más a un juego de aventuras y dragones, que a un torneo de fútbol.
El certamen no está diseñado para que gane el mejor, porque da vueltas sobre sí mismo, como la paloma que siempre vuelve al nido.
Las reglas, no obstante, son las que son: primera fase, semifinales, primera final y segunda final en caso de ser necesaria. La sola evocación de este esquema da escalofríos y rezo a los cielos para que un europeo amante del fútbol no se asome nunca a nuestra forma de jugar el torneo, porque pensará que el realismo mágico no es lo que le habían contado.
Si la lógica existiera en el fútbol, la Liga debería ser campeón y ratificar ese anhelo esta noche, en el primero de los dos encuentros de esta primera final.
Alajuelense es el equipo que mejor dinámica ha mostrado tanto en su fase defensiva como ofensiva. Tiene jugadores capaces de cambiar el librero en un instante, como son Bryan Ruiz y Alex López. Adelante posee desborde con Alonso Martínez y Jurgens Montenegro y el gol siempre necesario con Jonathan Moya. Atrás cuenta con una defensa que se defiende bien y un portero de garantías. Y todos han demostrado que funcionan como grupo.
Hasta aquí la lógica pinta un panorma muy prometedor para los manudos, pero sucede que en el fútbol la lógica son unos versos al aire que nunca se sabe a dónde llegarán.
Al frente tendrá a un Herediano que asestó la corneada mortal del Real Estelí con dolor y a partir de ahí generó un orgullo, un respeto por su camiseta y una sed de revancha que lo tiene en esta final del Apertura.
Demostró ante Saprissa que con un pressing bien ejecutado que no solo superó al campeón, sino que lo noqueó sin mayores dilaciones.
El equipo de Jafet Soto tiene mística y juventud y jugadores desequilibrantes como Jerson Torres, Nextalí Reyes y el propio Suhander Zúñiga, rescatado a última hora en la titularidad.
Con este panorama, estoy seguro de que si Alajuelense mantiene la línea de buen juego mostrado a lo largo del certamen, tiene más cartas para lograr la ansiada copa número 30, que su rival de llegar al título 29.
Ahora, además del fútbol, el examen pasa por cómo se manejarán los equipos desde el punto de vista mental.
He aquí la riqueza del fútbol: que no basta con el fútbol mismo para ganar. Hay que aderezar ese esquema con psicología, trascendencia, nervios y hambre de triunfar siempre.
Y en este coctel no entra, por más que se quiera, la lógica. De ahí que para mí la Liga es favorita si hace prevalecer los argumentos ensayados a lo largo de la temporada, sin embargo, sobre los rojinegros planea ese fantasma aterrador de los últimos torneos, en los que las dudas internas les arrebataron la gloria. Y Herediano, cuando huele sangre, se convierte en un depredador implacable.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.