(MIÉRCOLES 09 DE FEBRERO, 2022-EL JORNAL). La crisis del Saprissa no es de hoy. Se ha maquillado de diversas maneras, pero en el aire se respira que los vientos que corren en el equipo morado no son los mejores desde hace ya algunos años.
Mauricio Wright hizo campeón al club en el Clausura cuando estaba tirado en el caño. Contra todo pronóstico, en siete partidos salvó la temporada. Aquel Saprissa, de las grandes jornadas, con grandes jugadores, no aparece hace ratos.
Hoy tiene a Mariano Torres y a Christian Bolaños como dos grandes referencias y nada más. Y para un equipo tan grande como el Saprissa es decir poco. En la portería, Aaron Cruz tiene grandes jornadas y otras lejos de ella, como ayer, cuya responsabilidad en el primer gol es evidente, por su mala lectura de la acción.
En medio del temporal que vive el equipo, su técnico Iñaki Alonso parece un náugrafo que no haya a qué salvavidas acudir para salvarse y salvar de la debacle al club a las puertas de un partido de Concachampions contra Pumas.
En el ámbito administrativo, los jugadores reclaman desde hace mucho tiempo instalaciones de primer nivel para entrenarse y aunque suene increíble, los morados no las tienen. Se ha oído que crearán un centro de alto rendimiento en Curridabat, pero por ahora solo son planes.
La contratación de jugadores en el último mercado dejó ver que Saprissa ya no apuesta por los mejores, sino por jugadores de nivel medio y por promesas, como el caso del panameño Víctor Medina.
El adagio popular reza que “aunque la mona se vista de seda, mona se queda” y por más que se busque deslindar la realidad, esta siempre aparece y lo cierto del caso es que Saprissa no juega bien ni convence desde hace muchos torneos, pese a que ya obtuvo el título 36 de su historia en fecha reciente.
A Saprissa lo ha sostenido más la historia, el escudo y un ADN ganador que las políticas emanadas desde la dirigencia, y en el fútbol de hoy se puede ganar una, incluso dos veces, por azar, pero al fin y al cabo termina imponiéndose el que mejor hace las cosas de una manera global.
Que hoy Saprissa sea el último de la tabla, es solo el síntoma de un mal mayor.