(JUEVES 14 DE SEPTIEMBRE-EL JORNAL). Las afirmaciones del presidente del Saprissa, Juan Carlos Rojas, de que cuando los árbitros se equivocan a favor de su equipo hay una crisis nacional son ostentosas e inexactas.
El alarde que hace el señor Rojas no solo es innecesario, sino que se está lanzando piedras en su propio tejado, porque él, como miembro del Comité Ejecutivo, pudo contribuir para que los réferis nacionales tuvieran mejores condiciones.
Salir a hablar por hablar no es apropiado para un presidente de un equipo que, como bien apunta, tiene un gran impacto mediático. Solo que pareciera que por ello, la prensa no puede decir cuando se equivocan a favor del conjunto tibaseño.
Se habla cuando lo favorecen y cuando lo afectan. Por ejemplo, contra Liberia, en el juego recién disputado en el Ricardo Saprissa, le pitaron un penal a Waston que realmente no existió. El árbitro lo vio penal y todos los saprissistas, el resto vio otra acción, pero jamás penal.
Y entonces con base en la lógica de Rojas, no se debió de decir nada. En esta columna dije, y por cierto los manudos me tildaron de morado, que Vladimir Quesada tenía todo el derecho de reclamar que en el más reciente clásico no le hubiesen pitado un penal a favor de Saprissa tan grande como una catedral.
El asunto, señor Rojas, es que la prensa tiene que analizar y juzgar jugadas concretas de los partidos, sean de Saprissa o de cualquier otro club, y a veces tanta alharaca como la suya, con que a su equipo se le juzga distinto, y que cuando se le favorece con un fallo arbitral hay una crisis naciona,l es muy ostentoso y no aporta nada al gran debate.
Y el gran debate pasa por el abandono en que están los árbitros, quienes a esta altura del partido están sin una comisión, y sin muchos beneficios elementales de cualquier trabajador.
Salida en falsa “del presi morado”, como le llaman, y absolutamente innecesaria.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL