(MARTES 20 DE JULIO, 2021-EL JORNAL). Hoy, entre los equipos que integran la octogonal, Costa Rica, es uno más. No es mejor que ninguno y las raíces de esa uniformidad viene de lejos.
Hace rato que el fútbol nacional olvidó que es en las ligas menores, en los niños, donde está el semillero del presente y del futuro.
Un niño tiene que empezar desde pequeño, cuatro o cinco años, a enamorarse del fútbol, lo que no significa que le corten desde esa edad la creatividad y la imaginación, y si comienza a tempranos tiempos, llegará a ser como esos pianistas, que a los doce años están listos para su gran debut internacional.
Por eso en las escuelas de fútbol deben trabajar verdaderos expertos y con equipos interdisciplinarios. Ya sé que dirán que esto suena a ciencia ficción. Y en efecto, es cierto, si los equipos mayores como Saprissa, Cartaginés y Herediano a veces no tienen ni dónde entrenarse, pedir condiciones para los pequeõs suena excesivo.
Lo cierto del caso es que si no se supera esa ciencia ficción y no se hace un plan a 15 años para hacer de las ligas menores un reservorio de talento y futuro, seguiremos con el rosario en la mano invocando a la Virgen de Los Ángeles para que cada vez que juegue la Selección Nacional nos haga el milagro de que juegue bien y gane.
Esa vieja y tosca mentalidad hay que abandonarla. Países como Singapur apostaron en su momento por la tecnología y hoy es uno de los más destacados del orbe, con un nivel de vida envidiable e impresionante.
En el campo musical, sin ir muy lejos, Costa Rica puede entrar en el ranking de los diez países con más proyección, gracias al semillero de la Orquesta Sinfónica Juvenil y en un futuro, cuando se mejore la calidad de los profesores, el SINEM cumplirá todavía mejor su tarea, seremos una potencia musical.
Saprissa anuncia que recorrá el país en busca de talentos nacidos entre 2002 y 2008: una gran iniciativa, que recuerda los tiempos cuando el equipo morado traía jugadores de las zonas más alejadas del país.
Y lo mejor de la historia es que el talento futbolístico está ahí, en espera de que le den una oportunidad para brillar.
Costa Rica, si hace una jugada maestra, retoma su ruta perdida y apuesta por las ligas menores como su marca internacional en el cada vez más competitivo mercado del fútbol– en el que las estrellas ya se compran a los 16 años, como lo acaba de hacer el Borussia Dortmund con Abdoulaye Kamara, que se lo ha arrebatado al PSG–podría también llegar a ser una referencia mundial.
Entre 16 y 18 años ya los jugadores, como si fueran solistas, tienen que estar listos para dar sus primeros grandes conciertos.
Ligas menores, trabajo serio y científico: es es la ruta a explorar.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez