(LUNES 01 DE ABRIL-2024-EL JORNAL). Concluida la Semana Mayor, vamos a recordar cómo era en otros tiempos en Acosta.
En Semana Santa celebramos uno de los acontecimiento más grandes de la historia, muerte y resurrección de Jesús el Cristo, también llamado Hijo de Dios. Pero aparte de los actos litúrgicos y religiosos y las concurridas Procesiones, nuestros pueblos tienen otras tradiciones, como las sabrosas comidas y visitas a los ríos. Hoy les voy a recordar cómo era la Semana Santa en Acosta en los años setenta del siglo pasado.
Primero, Jueves y Viernes Santo las cantinas se sellaban por la policía en todo el país. No abría ninguna. El día Miércoles Santo mucha gente, los que podían y tenían carro iban a Salitral a las pozas del Río Candelaria, llevaban bebidas y comidas, principalmente atunes y sardinas y sánguches, desde luego no faltaba una cervecita y un “cacicaso”.
Era hermoso ver los vehículos de cajón cargados de gente que viajaban al río y regresaban por la tarde. Ya el Jueves ningún carro salía a la calle, Jueves y Viernes las casas no se barrían porque alejaban a Dios y nadie se bañaba en los ríos o el mar por que se volvía pez.
Comenzaban las Procesiones, pero además ese día Jueves era el almuerzo familiar. Lo común era iniciar con una sopa de bacalao, luego arroz blanco , frijoles molidos, picadillo de arracache y de papa , no faltaba la flor de itabo y se abrían sardinas y atunes de todo tipo, luego se cerraba con un postre de miel de chiverre o de coco.
El Viernes Santo desde buena mañana se veía a la gente caminar hacia San Ignacio de Acosta, iban de todos lugares: Chirraca, Agua Blanca, Tablazo, Los Pozos, San Luis, Cangrejal, Sabanillas y Sabana, La Esperanza, Turrujal, Ococa, La Cruz, Güaitil, Vuelta de Jorco y San Gabriel de Aserrí , y muchos lugares más que no acabaría de mencionar. Participaban en la Procesión del Encuentro a las 9 de la mañana, al medio día las familias se reunían en el parque o en la plaza de futbol a almorzar, llevaba ricos almuerzos, compuestos por arroz y frijoles, picadillos y no faltaba el huevo duro o la torta de huevo y el fresquito de limón para quitar la sed.
En la tarde participaban en la Misa y Procesión del Santo entierro y luego ya anocheciendo el regreso a sus casas. Personalmente lo hacía con los grupos de gente que regresaban a Jorco, y era muy bonito, en el camino se contaban historias y se hablaba de los acontecimientos de la época de Cristo y de la Semana Santa que estaban viviendo.
Y luego a dormir, no sin antes hacer la oración que Jesús nos enseñó, el Padre Nuestro y agradecer por la vida, pedir al Creador por nuestras familias , salud y trabajo. Así escribíamos la historia y nuestras tradiciones.