Como un derecho de los consumidores calificó el periodista y abogado Rafael Angel Ugalde el etiquetado de los productos que contengan semillas o tallos alterados genéticamente, debido a ciertas dudas en cuanto a posibles efectos nocivos en la salud de seres humanos .
En ocasión del seminario sobre agricultura transgénica en la escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica, a cargo del profesor Jaime García, el abogado y periodista dijo que al haber una sola duda en cuanto a los que nos hacen comer o beber, es suficiente y legalmente aceptado que la Defensoría del Consumidor y el Ministerio de Salud tomen carta en el asunto.
Se trata de que el consumidor decida, como ocurre con los alérgicos al Gluten o los diabéticos con el azúcar, si compran o no, un producto cuyos genes el hombre alteró y que para servirlo en la mesa sufrió la fumigación de productos químicos que no sabemos con exactitud su relación con enfermedades genéticas o males como el cáncer.
Es un asunto de salud pública como son los problemas derivados de los productos ricos en grasas o azúcares que están arrasando con nuestra juventud, con altos costos para los Estados que hacen ingentes esfuerzos para neutralidad la obesidad infantil, la diabetes y otros males asociados con este consumo.
Consideró que dado el poder económico de las principales multinacionales interesadas en este tipo de agricultura, así como del control y alteración de semillas autóctonas como el maíz- hacen posible que presionen contra los países que tienen moratoria sobre esta agricultura, dada su capacidad de “lobby” en las más altas esferas políticas y diplomáticas en América Latina
Es mentira que la agricultura transgénica haya resuelto el problema del hambre en América Latina, porque el problema de la falta de alimentos es una deficiencia en la distribución de los productos, matizado de inequidad social, producida por la falta ingresos y salarios dignos en el grueso de nuestras poblaciones, insistió.
Advirtió que quienes controlen lo que comemos y bebemos nos recolonizarán, tomando en cuenta que los otros oligopolios ya están encima de nuestra biodiversidad para que aceptemos normal el negocio de curarnos y enfermarnos, o sobre las reservas energéticas de nuestro continente que deciden si vivimos en paz o en guerra, dijo.
A su juicio, esta lucha por no dejarnos colonizar de nuevo y saber que nos están introduciendo en nuestros hogares se abren las puertas para que agricultores, estudiantes, amas de casa, sindicatos y organizaciones populares articulen una plataforma en pro de la coexistencia pacífica y la soberanía como pueblos, concluyó.
