(MIÉRCOLES 03 DE ENERO-2024-EL JORNAL). Alajuelense ha sacado a Giancarlo Pipo González por la puerta de atrás en lo que considero una decisión equivocada, porque en ese vestuario no sobran jugadores con el ADN rojinegro.
Lo hace, además, después de una muy buena temporada del central, pero al darle un pordazo, de manera indirecta, lo asocia con el fracaso en el campeonato nacional.
En la Liga Deportiva Alajuelense habrá mucho dinero, pero faltan indeas de cómo manejar un club y, sobre todo, de cómo opera un vestuario.
Las declaraciones inmediatas de González no llaman a duda: “Se murió una planta de tanta agua que le di. Entendí que dar de más, aunque sea bueno, no siempre es lo correcto”. (La frase original utiliza de manera errónea “aún” por “aunque”, pero el contexto, si se lee con cuidado, termina por aclarar el entuerto).
En todo caso, la expresión de Pipo González deja claro su malestar e incluso su sorpresa por la decisión de la dirigencia manuda, que a mi entender, vuelve a equivocarse por la forma en que despide a uno de sus más importantes referentes en los dos últimos años.
En Alajuelense, parece, que tienen una corta memoria porque los ídolos del equipo han sido sistemáticamente marginados, aunque algunos andan por ahí como satélites extraviados.
Nombres como Mauricio Montero, Pablo Izaguirre, Josef Miso, Álvaro Solano hace ratos que fueron removidos del mapa rojinegro, cuando podrían ser perfectamente embajadores, así como desempeñar otras funciones en el club, y darle de esta manera la grandeza que se merece la afición.
Ante ello, han optado por el ostracismo de estas y otras figuras importantes. Ahora le tocó el turno al Pipo González, quien se lleva una herida abierta y con razón, porque no merecía salir por la puerta de atrás.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
