(SÁBADO 31 DE DICIEMBRE 2022-EL JORNAL). Ante la muerte del rey Pelé, algunos insisten en la comparación innecesaria de cuál es el mejor jugador de todos los tiempos. Y en este apartado no hay ninguna duda: Edson Arantes do Nascimento ha sido el mejor de todos. Y de lejos.
Alfredo Relaño, una biblia viviente del periodismo deportivo español, no puede decir que fue Pelé porque le puede su lealtad absoluta con Alfredo Di Stéfano, pero entre sus frases se puede intuir que O Rei fue el mejor.
Y la clave está en que Pelé era mucho más que un futbolista. Era un atleta en toda la expresión del término. No en vano, en 1999, el Comité Olímpico Internacional (COI) lo designó el atleta del siglo, de lo que, por cierto se mostraba muy orgulloso.
El manejo de la pelota con los dos perfiles, su capacidad atlética, su cabeceo, su técnica, su capacidad para quebrar los ritmos, su magnífica interpretación del juego, lo ubicaban en un podio inalcanzable.
Los ingleses descubrieron el fútbol moderno. Lo reglamentaron y lo echaron a correr por el mundo, pero el que lo inventó de verdad fue Pelé. Su aparición, muy cercana al fenómeno de la televisión, cambiaron para siempre lo que significaba jugar al fútbol.
Atacado de manera salvaje en algunos juegos, como ningún otro jugador, Pelé soportó no solo esos embates, sino que se desenvolvió en campos que hoy no recibirían la aprobación para campeonato de tercera división, y pese a ello siempre se impuso.
Como dijo José Sámano en El País, todo lo que tocaba lo convertía en magia. La expresión más maravillosa del fútbol pasó por su alma.
Por eso ni Maradona, que fue quien más se le acercó desde el punto de vista futbolístico, resiste la comparación. Y luego vienen los otros. Messi, a quien algunos llaman el mejor de todos los tiempos por un desconocimiento absoluto del fútbol, no se puede ni siquiera incluir entre los dos que lo custodian, como son Maradona y Di Stéfano.
Pelé solo se puede comparar con Mohamed Alí en grandeza. Lo demás son vanidades. Menotti hace tiempos que lo dejó claro quién era el mejor, el negro, como le decía con cariño, al que tuvo como compañero en el Santos.
No hay discusión, O Rei no tiene comparación. Todos los debates que se quieran abrir al respecto son ociosos y revelan un desconocimiento brutal de este deporte llamado fútbol.