PAJAREANDO
Adilio Zeledón*
aazeledonm@hotmail.com
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 01 DE MARZO, 2016-EL JORNAL). Cuando salimos a “Pajarear” es común encontrarnos con sonidos, que suponemos son de aves.Algunos los reconocemos porque nos han contado de qué se trata y ya es costumbre, pero en algunos casos no los asociamos a su productor.
Y en ocasiones vemos un ave que no hace canto o no se le nota hacerlo. En este caso tenemos al “Trogón Violáceo”, (Trogon caligatus), de la familia de los trogónidos, pariente del Quetzal. Esta ave es de colores llamativos, el macho con la espalda verde azulado, la cabeza, hombros y parte del pecho azul oscuro y la parte inferior del pecho y abdomen amarillo, la hembra con la espalda y cabeza café claro y pecho y abdomen amarillo. Ambos con anillo blanco alrededor del ojo, la cola larga, cuadrada y con barras blanco y negro. Su canto es muy sencillo, que consta de tres silbidos seguidos y en intervalos largos.
Este se alimenta de insectos, frutos y orugas, también es común verlos cerca de los avisperos, ya que atrapa las avispas para su alimento. También invade los termiteros o “atarrá”, donde vive el “comején”, dado que le sirven de alimento sus larvas y utiliza su casa como nido.
Lo podemos encontrar en toda la zona de Acosta, en áreas abiertas, sobre árboles medianos de los bosques, potreros y campos de cultivo.
A pesar de no tener un canto muy llamativo, sus colores son bien vistosos, y su figura lo hace atractivo, y cuando lo podemos apreciar perchado nos maravillamos de esta ave tan poco conocida pero abundante en nuestro Acosta.
Estas aves nos proporcionan belleza en nuestros bosques, incluso en los jardines, ya que cerca de mi casa en San Ignacio lo he podido apreciar y escuchar. Cuidémoslas, no talemos árboles y conservemos los remantes de bosque, que son su lugar para vivir y ellas nos ayudan a controlar algunos insectos nocivos para nosotros.
