(MIÉRCOLES 22 DE FEBRERO 2023-EL JORNAL). En Herediano viven de guerras verbales. Ahora con Paulo Wanchope. Más tarde una lanza para el presidente de Saprissa y luego un falso coqueteo con Jeaustin Campos en la previa que jugarán esta noche en el Colleya Fonseca.
Si los resultados los acompañaron en la década pasada — ese sistema de ir de guerrilla en guerrilla, desacreditando, una polémica por aquí y otra por allá, mientras armaban un buen equipo con jugadores comprados a buenos precios—nada garantiza que lo puedan replicar en la actualidad.
Aunque periodísticamente surge mucho material, es muy incendiario, hay mucho humo y poco pensamiento, y nuestro fútbol necesita más luces, no vaya a ser que para el 2026 nos elimine Nicaragua, o las Islas Caimán.
El verbo en el fútbol es clave. Ningún deporte da para recrear una y otra vez una acción como lo hace el balompié, pero de ahí a convertir la tribuna en el centro del universo hay mucho trecho.
Bien hace Wanchope al intentar zafarse del enfrentamiento con los rojiamarillos, que no dudaron en tirarle piedras a su tejado, olvidando que fue un jugador que les dio gloria.
Hay mucho nubarrón en el horizonte y lo que se requiere es que haya buenos equipos, buenos partidos, que el nivel de nuestro fútbol mejore y que, sobre todo, se vuelva la vista a las ligas menores, el gran olvido y el gran fracaso actual, después de que el poderoso Puerto Rico nos dejara tirados en el camino.
Hemos retrocedido medio siglo en vez de avanzar. Y mientras tanto, en Herediano deben de tener claro que no solo del verbo vive el hombre, que se requieren acción y planes concretos, no solo polémicas por doquier.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FxD y EL JORNAL