(MARTES 28 DE MAYO, 2024, EL JORNAL). Ha quedado más que claro que en el fútbol no basta con tirar de la chequera para obtener victorias y títulos.
Se requiere de un ejercio más profundo, más técnico, de un conocimiento especializado que permita resolver los problemas puntuales de un equipo.
De modo que las contrataciones ‘bomba’ de Alajuelense en los últimos años, han sido tan efímeras como en los actos en que se presentaron a esos jugadores.
El trabajo del fútbol exige más silencio, más análisis, decisiones específicas y no tanta chequera como ha sucedido en la Liga.
El equipo manudo, que llegó a la final de la segunda ronda, quedó expuesto. Hay falencias en toda la zaga, con la salvedad de Manrekar James, que al final hizo un muy buen torneo. Hay vacíos, enormes, en el medio campo. Y en el ataque, no existe un jugador fiable de cara al gol. ¿Cómo explicar que en un equipo que ha invertido cientos de millones se tenga un desequilibrio semejante? Es muy fácil, quienes han tomado las decisiones se han saltado todos los preceptos básicos y no tomaron en consideración aspectos elementales. ¿Cómo lo sabemos? Muy sencillo: basta con observar al conjunto en cancha. Contra Saprissa quedaron al desnudo todas las penurias de los rojinegros, frente a un club morado que hoy es todo lo opuesto: cuenta con dos, y en algunos casos, hasta con tres futbolistas por línea.
Analizado el contexto anterior, los manudos deben reconocer que llegaron demasiado lejos en el Clausura, porque es un equipo con más limitaciones que virtudes.
En la acera de enfrente, por el contrario, entendieron que más que tirar de chequera, hay que saber ver y escoger, y a la vista están los resultados.
Hoy, entre Saprissa y la Liga, los dos más grandes equipos del país, hay un abismo como del cielo a la tierra.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL