(MARTES 20 DE JUNIO DE 2023-EL JORNAL). Tras escuchar las declaraciones de Luis Fernando Suárez ayer en conferencia de prensa, queda más que claro que nada va a cambiar en la Selección.
Se continuará con los experimentos. Lo dice la alineación con que hoy se enfrentará a Ecuador.
Eso de que cada partido es una prueba de fuego para Suárez es una forma de referirse a la realidad, sin que haya ningún asidero de que verdaderamente sea así. Cada quien percibe el mundo a su manera.
Lo cierto del caso en todo esto es que Costa Rica no se va para dónde va y no solo a nivel mayor, sino también en las divisiones menores.
El fútbol de Costa Rica no se ha dado cuenta de que una vez equiparada la preparación física la diferencia en el balompié lo marca el trabajo y el talento, y hoy no tenemos mucho de esto, a parte de que haya buenos jugadores, a los que hay que exigirles más y esto ha de venir de la dirección técnica.
Cuando se escoge mal y no se tiene la capacidad de rectificar se padecen estas situaciones, que se sabe que se transita por un túnel sin salida y se persiste en continuar por el mismo camino.
Contra Ecuador volveremos a ver las mismas inconsistencias: la falta de claridad de juego, la falta de reacción del banquillo. Lo visto tantas veces en estos dos años de Suárez que incluso escribir sobre este tema cansa y aburre.
Hay que hacerlo, sin embargo, porque este manido “llover sobre mojado” adquiere sentido, hasta que los sordos oigan.
Mientras esté Suárez hay algo claro: nada, absolutamente nada, va a cambiar, por más esperanzas que surjan antes de cada partido.