(MARTES 12 DE ENERO, 2021-EL JORNAL). Marcel Hernández es hoy jugador de Alajuelense. Cartaginés, por lo tanto, debe afrontar el Clausura con los jugadores que tiene, sin romanticismos, sin resquemores, sin tramas.
El fútbol hace mucho que dejó de ser un deporte anclado en la identidad y amor a una camiseta. El gesto de los futbolistas besando una camiseta y diciendo, con Florentino Pérez: “Desde niño soñé con jugar en el Real Madrid” es una fábula estéril y poco imaginativa.
Y si no aplica para el Real Madrid, no funciona tampoco para el Cartaginés, Saprissa, Alajuelense, Herediano, etc., etc., el fútbol hoy son ceros a la derecha, y dependiendo del número que se cuenten así será el amor a esa camiseta. Es la ley del mercado.
Con base en ello, me llamó la atención un post en Facebook que subió William Quirós mientras se realizaba la conferencia en la que la Liga presentaba a Hernández: en Cartaginés sobran los goles. Más allá de que sea real o ficticia la afirmación, fue una declaración de ‘guerra’. Ese es el camino. En el fútbol actual no hay tiempo para lamentaciones. Con el Clausura en marcha a partir de hoy, los blanquiazules tienen ahora la oportunidad de demostrar qué calidad de equipo son. Qué capacidad de afrontar la temporada tienen sin su goleador en los últimos cuatro torneos cortos.
Si en Cartaginés son inteligentes, pueden ver el vaso medio lleno y pensar que recuperaron parte de la inversión realizada en Hernández, y que hay muchas maneras de llegar al gol.
Lo contrario sería un monólogo para sordos. Y caer en esa filosofía del pobrecito que no conduce a ninguna parte. No es hora para romanticismos, ni del Cartaginés, ni de ningún equipo, porque ya se escucha rodar la pelota, el campeoanato está en marcha y lo que cuentan son los resultados de cara a los objetivos de cada uno. Esto es fútbol, señores. Esto es un negocio. Se compran y se venden jugadores, en el moderno mercado persa que domina a este deporte.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.
