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Messi y el niño

 

ENTRE PARÉNTESIS

New-José Edo
José Eduardo Mora*
director@eljornalcr.com

 

 

(SAN JOSÉ, MARTES 17 DE JUNIO, 2014-EL JORNAL). Sería un desastre que un columnista como yo salga a la Internet a defender a Messi, con toda la popularidad, el poderío y la prensa que tiene el diez argentino, pero es un acto temerario juzgar al mejor jugador del mundo en los últimos seis años, porque pasó de largo ante un niño que en ese momento lo saludó.

Quienes alguna vez han jugado un partido de fútbol, sin importar el rango y la categoría, saben de que hay concentración, tensión, nervios, y que se da un desplazamiento de la realidad, ahora concentrada en el objetivo de cumplir bien en el encuentro. Imagínesen, entonces, cómo no pedirle al Messi humano que se concentre en su labor.

Y sin haber visto el vídeo, que luego lo observé, en el que Messi dice que es una verdadera locura el que lo acusen de que no quiso saludar al ahora famoso “Agustín”, ya intuía  que no hay relación entre el pasar de largo y el no saludo que se le atribuye al astro argentino.

“Es una locura, tengo sobrinos, tengo un hijo y después me quedé hablando con los nenes, cómo dicen que no quise saludar a un niño”, dijo Messi cuando un periodista lo instó a que hiciera una aclaración.

Lo interesante de esto es que en el mundo globalizado, de redes sociales y cibernético que hoy predomina, nada pasa desapercibido, ni siquiera un despiste involuntario, como le ocurrió al gran jugador del Barcelona.

Las redes sociales y las páginas de Internet, en gran medida, y los propios medios de comunicación necesitan llenar horas y horas de información, y por lo tanto vuelven noticia aquello irrelevante, y con ello no solo frivolizan aún más la comunicación, sino que la condicionan y yo diría que la destruyen.

En mi tesis de literatura propuse que el periodismo es una ficción,  no porque mienta, sino porque construye la noticia con sus estructuras y enfoques, tema que no conviene aclarar aquí y que en este breve espacio resulta imposible, pero lo cierto es que  este caso de Messi es una pequeña muestra de cómo donde no hay más que un lapsus, se juzga, se condena y se opina sin mayores fundamentos.

Mientras ahora miles de cibernautas se rasgan las vestiduras por esa imagen reiterada en la que Messi pasa de largo, miles de niños mueren de hambre y de verdadero olvido en decenas de país, y pocos, siquiera, saben de su existencia, y su calvario.

*El autor es director de EL JORNAL y Máster en Literatura.

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