(LUNES 14 DE MARZO, 2022-EL JORNAL). El ídolo de ídolos fue abucheado en el Parque de los Príncipes. Sí, la afición silvó a Messi en busca de revancha por la eliminación ante el Real Madrid.
El gran Messi, rey y capitán en Barcelona, no termina de estar a gusto en su nueva casa. Ni en lo futbolístico ni en la relación que mantiene con la afición parisina.
La salida del equipo blaugrana era su gran examen, pero por ahora no es la gran figura del club y está una grada por debajo de Mbappé, cuyo destino apunta al Real Madrid.
Messi salió del Barcelona por dinero. Porque le faltaba al club y porque él quería más. La ecuación no ha resultado ni para uno ni para otro. A tal punto que los catalanes hoy juegan la Europa League y no pareciera que Messi vaya a competir por el próximo balón de oro.
Lo que el goleador vive hoy es una muestra inequívoca de lo que es el fútbol, donde pese a las estadísticas en tiempo real, no hay una memoria colectiva de lo que representa o significa un jugador. A los futbolistas se les juzga y mide por una tarde desafortunada y no por su trayectoria. De ser así, ¿quién se atrevería a silvar a Messi?
La realidad, no obstante, es otra, y es que en el mundo actual todo pasa demasiado rápido, lo de ayer se percibe a siglos de distancia. Es la sociedad líquida de la que hablaba el sociólogo polaco Zygmun Bauman. Ya no cabe aquello de “todo pasa y todo queda” como decía Antonio Machado. Excepto en lo de todo pasa. Y lo que queda, pues ya vemos que son silvidos para el gran Messi.
No hay duda de que Messi extraña su casa. En el Real Madrid hay una frase célebre para quienes pasan por el equipo: “Afuera hace frío”. Y si no lo creen, pregúntenle a Sergio Ramos.
En el ocaso de su carrera, Messi no merece ser silvado como lo fue ayer. Quizá Superman-Laporta salga en su auxilio, aunque parece que mucho de lo que dice el presidente del Barça es humo, puro humo, y en ese contexto, quizá al diez le quede buscar otro destino, en el que a pesar de los pesares no le abucheen como ayer, porque un jugador de su talla no debe pasar por una humillación de ese calibre.
