(VIERNES 02 DE FEBRERO-2024-EL JORNAL). Se agradece que el actual entrenador de la Selección Nacional, Gustavo Alfaro, no sea monosilábico, como son algunos técnicos que mediante esa técnica desesperarían incluso al propio Mahatma Gandi, pero irse a la esquina opuesta y llenar de abundantes palabras un discurso que puede ser más concreto, también es un problema.
No obstante, el problema mayor de la Tricolor hoy es que no existe una idea, una estructura, una propuesta de juego y ante ello, no hay que ceder a la tentación del discurso amplio, sino más bien, remangarse el mono de trabajo y plantear los partidos con la seriedad que existe en cualquier Selección del mundo.
Por eso, la llegada de Mario García al banquillo del Cartaginés es una especie de aterrizaje esperanzador, no solo para los blanquiazules, sino para el fútbol costarricense. Ya en las primeras de cambio, se ha notado a un entrenador que va directo, cero florituras, claro, y, sobre todo, convencido de que palabra y hechos deben ir de la mano.
Tras la conferencia de prensa de Alfaro ayer, queda la sensación de que es un crack al micrófono, lo cual no es reprochable para nada, pero en la actualidad lo que ocupamos son menos discursos y más obras; es decir, más labor de cancha para que en el verde, a la hora de las horas, observemos avances.
Venimos de un 6-1 ante Panamá y pese a ello siguen los experimentos, por ahí parece que la Selección sea un espacio para rehabilitar jugadores, por la circunstancia que sea, cuando otrora era el lugar al que iba los que mejor estaban.
Ojo, los que mejor estaban en ese momento, aunque en el cómputo general quizá no hayan sido los mejores en sus puestos.
De ahí que para el encuentro de esta noche, se llega con enjundiosos discursos, pero entre estos y la realidad hay un vacío que ojalá Alfaro suprima, porque, de lo contrario, Costa Rica seguirá con la cruz a cuestas por el largo calvario que viene padeciendo, paradójicamente, desde su brillante participación en Brasil 2014.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL