PALESTRA
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 01 DE MAYO, 2015-EL JORNAL). Cocorií como obra literaria – suele suceder lo mismo en la pintura, la poesía, la música, etc- implícitamente, nos guste o no, refleja una realidad social y económica, con significado profundo en el plano cultural, financiera, jurídico o político, entre otros
¿Quieren solo unos ejemplos de lo que digo?: Jorge Debravo, en cualquiera de sus manifestaciones poéticas. Va otro: Nicolás Guillén. Aquí tienen otro: Guernica de Pablo Picasso.
Cómo parece que no los he convencido; vayamos, pues, a la música popular que nace como sátira de la clásica, los palacios y el clero. El blues (tristeza de los negros expresada en compases y notas) da origen a una infinidad de ritmos y géneros musicales.
Con el pedido de eliminar de la escuela a Cocorí, supuestamente por racista, hay un poco de hipocresía nacional..Es racista porque admira a los blancos y creo que, hasta sexista y subversivo, por aquello de las playas y mares que eran nuestras y la forma de mirar la chiquilla rubia.
Pero no hay racismo cuando desconocemos la nacionalidad caribeña, ni la Chorotega, ni la Guaymie ni la Guatuzo, ni la Bribri. Tampoco hay sexismo cuando una de estas voceras de la famosa lucha por la igualdad de género pide castración para violadores. Así son nuestras aberraciones como país.
Hay hipocresía porque cualquier lucha por la igualdad entre hombres y mujeres pasa por descifrar la maquiavélica estrategia del capitalismo para poner a pelear hembras y varones, y así ocuparlos en cosas que no sean salarios y condiciones laborales dignas, fraternidad y libertad entre géneros.
Propongo que también eliminemos de nuestras librerías los poemas de Carlos Luis Sáenz y de Jorge Debravo; ambos por izquierdosos. Nicolás Guillén ya está eliminado por su racismo en su Songoro Consongo,
Prohibamos también el “jazz”, el “bluegrass”, el “rhythm and blues”, el “rock and roll”, el “funk”, el ”heavy metal”, el “hip-hop” y la música “country”, entre otros. Son composiciones con demasiados compases y a veces no suenan bien a los blancos, pues parecieran destinado solo a afros descendientes.
Al fin y al cabo vivimos en uno de los países más felices del mundo que bien merece hacer la primera “Revolución Cultural” de América Latina. ¡La tuvo Camboya¡, ¿por qué no Tiquicia? A los que buscan “matar” a Cocorí busquen ayuda en Pol Pot. Este criminal es “especialista” en “cultura”.
Periodista, abogado y notario U CR