(LUNES 06 DE MARZO 2023-EL JORNAL). Lo sucedido con Marcel Hernández en el juego ante Sporting es grave y en el Cartaginés no deberían tratar de tapar el sol con un dedo.
Hoy, Cartaginés vive una situación complejísima, porque en ese camerino ya no hay espacio para Paulo Wanchope y Marcel Hernández.
Después del desafío del jugador cubano a su técnico, visto por todo el país durante la transmisión de Tigo Sports, hay poco que agregar, por más que Wanchope, con sus aires de caballero británico, haya tratado de quitarle hierro al asunto.
Un camerino con una grieta como la que tiene el equipo brumoso hoy, no va a ningún lugar. Los dirigentes tienen que tomar medidas inmediatas.
O le dan el respaldo pleno al entrenador o se la dan al jugador, pero ambos ya no pueden convivir cuando el desafío fue público. Una cosa es la diferencia que pueda haber a lo interno, en un entrenamiento, que, según el alcance, todavía se puede corregir, pero lo ocurrido en el Ernesto Rohrmoser fue delicadísimo y sin vuelta a atrás.
Lástima, porque quien trajo a Hernández al fútbol de Costa Rica fue precisamente Wanchope y si tuvo la valentía para sentarlo es porque el goleador anda bajo de rendimiento.
Cartaginés, que pintaba muy bien al comienzo del torneo, pero al finalizar la fecha 11 está a cinco puntos del cuarto lugar, con un rendimiento irregular en la mayoría de sus juegos, y si encima tiene un camerino dividido, ni la Negrita de Los Ángeles será capaz de sacarlo de donde está.
La situación vivida el sábado con Hernández yendo por el técnico para exponerlo públicamente es insostenible y el delantero no debería seguir ni un minuto más en el Cartaginés.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FxD y EL JORNAL