(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 13 DE JUNIO, 2017-EL JORNAL). Nadie es profeta en su tierra, reza el viejo adagio, y entre más pasa el tiempo, más cierto es, de modo que su sabiduría se extenderá hasta el fin de los siglos.
Hoy, una vez más, he podido comprobarlo en toda su dimensión. Cuando fui a revisar el correo de EL JORNAL, me encontré con un mensaje que reclamaba de forma urgente el poder comunicarse con el “maestro Antonio Chinchilla” y lo firmaba Rebeca Ramírez, desde México.
Resulta que el pintor acosteño Antonio Chinchilla, por más de treinta años radicado en México, dejó en ese país, del que tiene la nacionalidad, una obra aquí y allá, entre la que destacan murales de un gran valor artístico.
Hace 35 años, Antonio hizo un mural en el Centro Cultural de Cuajimalpa, en Ciudad de México, y al cumplirse tan importante aniversario de ese recinto, los gestores desean hacerle un homenaje al pintor.
Una vez más, la valoración viene de afuera. Por eso en 2010, con motivo del centenario de la fundación de Acosta, la comisión organizadora hizo muy bien en pedirle a Antonio que hiciera un cuadro que simbolizara la esencia del cantón y ahí está en el salón de sesiones del municipio, pese a que no ha faltado quién ha criticado dicha iniciativa.
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Antonio es un talentoso pintor, con una innegable trayectoria en México, especialmente, pero, sobre todo, lo que más lo define es su vocación y su calidad humana.
En Acosta pintó dos grandes murales en el templo católico de San Ignacio, pero un cura equívoco mandó a eliminarlos con pintura Protecto, por eso el cantón le debe, desde hace mucho tiempo, un desagravio.
Ahora que está de vuelta, invito a amigos y lectores de este medio, a que nos unamos, y le hagamos a Antonio el homenaje que tanto se merece.
Bienvenido a su tierra, maestro.