(JUEVES 10 DE FEBRERO, 2022-EL JORNAL). Que nadie se equivoque: no fue un gol cualquiera ni obra de la casualidad. La anotación retrata el espíritu de un futbolista que se tiene en segundo plano porque no solo juega en Cartaginés, sino que se apellida Araya y además es de Turrialba, que para los vallecentralistas significa un pueblito perdido en la montaña.
Si ese gol lo hubiera hecho Diego Lainez, a la semana siguiente Luis Ronaldo Araya estaría viajando a España para vincularse al Rayo Vallecano, al Elche, al Mallorca, o al mismísimo Betis.
En el gol, conseguido al minuto 25, Luis Ronaldo Araya destila talento y demuestra que el fútbol de ayer todavía tiene sentido, que se puede driblar incluso hasta a la sombra, y que es válido si termina en una conquista o en una asistencia.
El miedo a encarar, que es una de las enfermedades mayores del fútbol actual, ha hecho que cuando un jugador llega a la zona decisiva haga un pase lateral o peor aún, hacia atrás.
Hay una verdadera pandemia al respecto y se da en todos los ámbitos: basta con ver cómo Ferland Mendy, lateral izquierdo del Real Madrid, transpira temor de enfrentar a sus adversarios cuando está en función de ataque.
Y ayer Luis Ronaldo Araya con todo el desparpajo, se dio cuenta de que existía un resquicio y fue entonces cuando enfrentó a uno, frenó, cambió de ritmo, encaró, les quebró la cintura a los centrales, hasta que Ian Smith se tropezó con Pipo González y todos quedaron tumbados, mientras la pelota iba rauda hacia el arco para coronar la mejor jugada del volante brumoso en la Primera División.
Lástima que su técnico, Geiner Segura, no refrendó con inteligencia esa obra de arte e hizo que el equipo se replegara sin necesidad ni sentido en el segundo tiempo, y le dio alas a la Liga para que lograra la remontada.
Como Luis Ronaldo Araya es un tipo de perfil bajo, que no gusta de salir a los medios a fanfarronear, hasta ahora Luis Fernando Suárez no lo incluye ni en el minuto de silencio, en cambio, sí tiene jugadores como Jewisson Bennet, que no han demostrado nada, excepto que a él y algún publicista listillo, como decimos en Tiquicia, se le ocurrió contarnos una historia al mejor estilo del ‘story telling’ norteamericano, con suspenso, con quiebres de guion; sin embargo, hasta ahora el herediano no pasa de ser una promesa.
Por justicia futbolista y amor al fútbol, Luis Fernando Suárez debería premiar e incentivar el talento de Luis Ronaldo Araya, para que se vaya acostumbrando a lo que es la Selección.
Ahí está el futuro, aunque decirlo, en verdad, es una redundancia. Tiene solo 22 años y ayer, una vez más, demostró que tiene un talento extraordinario, que ahora toca pulir, afinar en detalles, incluso en su carácter, pero que ahí hay un diamante en bruto, de muchos quilates, está más que claro.
El gol de Luis Ronaldo Araya es una obra de arte y no merece una nota marginal, como sospecho que tendrá en la prensa nacional, porque juega en el Cartaginés y además es de Turrialba.
Sí, apelo y cuestiono a la mentalidad aldeana que todavía prevalece en esta Costa Rica bicentenaria.