(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 30 DE JUNIO, 2016-EL JORNAL). Definición aproximada: De la palabra proxenetas se deriva el vocablo proxenetismo, definido como aquella conducta que busca obtener algún beneficio financiero de la prostitución.
Y prostituir, además del negocio sexual que implica la prostitución, es también deshonrar o degradar algo o a alguien, abusando con bajeza en procura de algún reconocimiento o beneficio patrimonial.
La “bajeza” de esta manera se “instrumentaliza” en pos de un objetivo militar, político, social, cultural, ideológico, etc. Es así como la “bajeza” desconoce cualquier razonamiento, pues simplemente, empuja a actuar, recordándonos el camino trazado por ella.
Es cuando nace el tipo de prostitución de segunda generación definida acá, a cargo siempre de diligentes proxenetas de oficio de toda clase de calibre y en todos los continentes.
El ejemplo clásico de proxenetismo político, militar e ideológico que a uno le enseñan en las primeras clases de la carrera de leyes es el practicado por el antiguo imperio romano.
Los romanos mientras no fueron imperialistas jamás recurrieron a proxenetas para prostituir las instituciones romanas, que tan bien funcionaron al servicio de sus ciudadanos.
Sin embargo, los proxenetas del sistema romano llegaron al extremo de justificar los saqueos en masa de pueblos enteros, a los que les robaban sus tradiciones y riquezas, amparando sus actuaciones en el paradigma de que el mundo de entonces requería ser civilizado por ellos.
Esta misma falsa premisa utilizó Hitler para convertirse en uno de los más grandes proxenetas del siglo pasado, cuando prostituyó la mitad del mundo y costó a los antiguos soviéticos 22 millones de hombres muertos.
Los nuevos proxenetas del siglo XXI no conocen límites. Están arrojando a toda clase de prostitución a más de siete millones de almas provenientes de Libia, Irak, Siria, Yemén, etc.; bajo las falsas noticias de que son inmigrantes y no víctima de sus aventuras militares.
Y sin logran prostituir a la ONU, que me parece están bastante cerca de lograrlo, la especie humana tendrá sus días contados.
¿Para qué un reino de la OTAN, si nuestra civilización, sí algo queda, estará diezmada por siglos y con visos de ninguna recuperación.
América Latina, declarada en años recientes zona de paz, a lo sumo blandiría la famosa Carta Democrática de la OEA que impone una visión única de organización social.
Para qué democracia representativa, como única visión de mundo que impone en su artículo 20 cuando, sí quienes quedan reinando son los chulos, rufianes, padrotes, chulapos, “cafichos y fiolos”, como se conoce a los proxenetas en distintos países de nuestra América.
