(MIÉRCOLES 23 DE OCTUBRE, 2024-EL JORNAL). En relación con el convenio con la Liga Española para que sea la que gestione en adelante el fútbol de la Primera División, en sustitución de la UNAFUT, lo que hay que preguntarse muy seriamente es si los presidentes de los clubes, en realidad, están dispuestos a ceder el poder.
Si eso se llega a dar y un comisionado puede impulsar nuevas políticas que modernicen el fútbol nacional, se habrá dado un paso hacia adelante. Si el juego de los presidentes en la sombra continúa, todo habrá sido un carnaval de poca monta.
Es una enorme oportunidad para el fútbol costarricense buscar una mejoría por medio de una gestión que incluya ámbitos como una comercialización distinta del campeonato, así como una revisión de la forma en que se disputa.
Si a ello se le suma que haya preocupación por el simple hecho de que la mitad de las canchas, por lo general, están en mal estado, entonces, se estará empezando a meter el bisturí donde corresponde.
No será un proceso fácil. Las transiciones siempre abren heridas y generan desconfianzas. Por eso, el entregarle las llaves a la Liga Española, que gestionada por Javier Tebas ha crecido mucho y mejorado en puntos clave, es una decisión que puede pasar a la historia como el gran paso o como el gran fiasco: todo depende de si dejan trabajar a los españoles.
Es necesario que nuestro fútbol dé un salto cualitativo, porque en el área centroamericana, en muchos aspectos, se ha venido quedando rezagado.
Si hay voluntad de la dirigencia de toda la vida y hay nuevas políticas y visiones de futuro, quizá se logre conceptualizar una liga costarricense con las exigencias del siglo XXI.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
