(JUEVES 05 DE SEPTIEMBRE, 2024-EL JORNAL).Que Saprissa le diera ayer un rango importante al torneo de Copa, que parece mal inscrustado en todo el calendario, es ya noticia, pero es doblemente noticia los penales lanzados por Orlando Sinclair y Pablo Arboine.
Cualquier jugador falla un penal, eso está más que claro desde tiempos inmemoriales, pero lanzarlos de esa manera, que por poco, ambos, sacan la pelota del estadio, es más que llamativo.
La serie de Saprissa en estos penales debería darle la vuelta al mundo, porque más allá de que la cancha no ofrece las mejores condiciones, hacer tan mal esos remates responde, creo, más a factores psicológicos y físicos del terreno de juego.
Lo anterior evidencia que el fútbol aunque parece muy fácil jugarlo es difícil, incluso, para profesionales como Arboine y Sinclair, que han de estar ellos mismo incrédulos por lo sucedido.
Saprissa se queda en el camino y su técnico Vladimir Quesada renegó del certamen, al dejar entrever que casi estorba entre la programación local e internacional. En eso lleva razón el entrenador morado, lo que pasa es que eso debió decirlo antes de que la pelota empezara a rodar en el Eval Rodríguez.
A veces el señor Quesada se vuelve contradictorio, por más que quiera parecer la diplomacia en persona.
Y hay que ser claros, esos penales de Sinclar y Airboine ni la física cuántica es capaz de explicarlos.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
