(MIÉRCOLES 07 DE SEPTIEMBRE, 2022-EL JORNAL). Los inversionistas en el fútbol costarricense podría ser, perfectamente, una exitosa serie de Netflix. Son muchas las experiencias que se han dado en diferentes regiones del país con resultados dispares, incluidas desapariciones de equipos.
A lo lejos, porque cuando se habla de la Federación Costarricense de Fútbol parece haber un muro infranqueable entre el ente y la comunidad nacional, la percepción es que no hay claridad en la forma en que llegan esos capitales y no sabemos la rigurosidad con que se escrutan esos dineros.
Así, hubo inversiones en el Brujas, que terminó desapareciendo, luego se dio la inyección de capital por parte de Mario Sotela en Liberia, que a la postre terminó también mal. Está el reciente ejemplo en Limón, cuyo equipo acabó por desaparecer.
¿Qué tan rentable es un equipo para que capital extranjero lo asuma? Ahora se da la llegada de la denominada Wollis Capital, que administrará el Santos de Guápiles por 20 años. ¿Cuál es la verdadera atracción del Santos en medio de la variadísima oferta que pudo tener dicho grupo para invertir en un club en Centroamérica?
Hay algo de mágico en todo esto: aparecen los capitales como por arte de los dioses, llegan, miden, cumplen algunos objetivos y, por lo general, se marchan antes de tiempo, mientras los equipos quedan a mitad de camino.
Sin identidad, de todas maneras, no se va a ningún lado. El capital que tienen la Liga, Saprissa, Herediano, Cartaginés, San Caros y Puntarenas con una afición constante y fiel es de incalculable valor.
La afición no se puede comprar en un supermercado, ese es un largo proceso de crecimiento y a eso es a lo que tienen que avocarse los distintos equipos de Primera y Segunda División y agregar de ser posible, inversiones que respalden esa condición, pero que no sean como caídas del cielo, porque a como llegan, así se marchan.
Sería prodente y necesario que desde la Federación de Fútbol y la Unafut haya una política de absoluta transparencia en cuanto al arribo de inversionistas extranjeros, quienes muchas veces no tienen ni idea de dónde se ubica el equipo al que van a administrar.
