(LUNES 19 DE FEBRERO-2024-EL JORNAL). El entrenador de Guanacasteca, Horacio Esquivel, y el gerente de este club, Josimar Arias, han arremetido contra el arbitraje y en el aire queda la sensación de que este solo ha perjudicado al equipo pampero, y eso no es cierto.
Los malos arbitrajes han afectado a todos los equipos de la Primera División. A algunos más y a otros menos, pero el foco de la discusión no debe de estar puesto hacia donde hoy miran los guanacastecos, sino en la raíz del problema, que estriba en las deficiencias que arrastran los colegiados en su preparación.
En el partido de ayer entre Herediano-Guanacasteca es cierto que el penal está muy discutido, pero el gol de Gerson Torres era legítimo, sin ninguna apelación de por medio, lo cual evidencia la tesis de que los árbitros se equivocan para todos, aunque históricamente se tenga la idea de que los más beneficiados han sido los equipos grandes.
Por lo tanto, las expresiones de Esquivel y de Arias ayer, se salen de tono, pese a que en algunos aspectos puedan tener razón, como en el hecho de que desde un principio era innecesario traer a un figurón del arbitraje, con la idea de que con ello se solucionan problemas acumulados a lo largo de 30 años.
Por eso es que Horacio Elizondo no hará milagros, pero esto ya lo habíamos advertido desde que supimos de su designación como presidente de la Comisión de Arbitraje.
Así es que el reclamo de los pamperos debe ser más razonado y menos emocional, porque esa actitud que señala y amenaza, no conduce a ninguna parte, excepto a un show barato, sin sentido y que más bien puede acarrearle dificultades a la dirigencia de este equipo.
Para mejorar al arbitraje – que por cierto ha acertado en reponer suficiente tiempo en las últimas jornadas—hace falta más que discursos grandilocuentes y como salidos de la gradería de sol.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL