(SÁBADO 21 DE DICIEMBRE, 2024-EL JORNAL). Aunque en el país sigue siendo una desconocida entre el gran público, la vida y obra musical de Julita Cortés es una gran historia, que recoge en su biografía el escritor nacional Mario Zaldívar.
Cantante principal de Los Machucambos, que se dedicaba a difundir música folclórica de América Latina, entre 1958 y 1972, la agrupación contó con la voz de Julita Cortés, quien nació un 5 de septiembre de 1934 en Costa Rica y quien viajó muy joven a Europa para fungir como secretaria en la embajada costarricense en Italia.
Cortés se regresó al país en el 72 y dejó tras de sí más de 600 canciones grabadas con Los Machucambos, que se presentaron en los mejores escenarios de Francia y Europa.
Conocida como la cantante de los pies descalzos, por presentarse así en las funciones, Julita hizo una historia de la grande en la música popular, pese a que todavía en Costa Rica se le desconoce o se le mira a la distancia.
La labor de recopilar pasajes significativos de su vida es la tarea que asumió Zaldívar, quien contó con el respaldo de la investigadora María Lourdes Cortés, que le facilitó valiosos materiales de la artista.
«Nuestra música popular carece de ídolos de nivel internacional y, sobre todo, de marcar la historia en centros básicos de la cultura mundial como París, New York, México, Buenos Aires, Londres, Madrid, etc. Julia Cortés y Chavela Vargas lo lograron, siendo mujeres poco agraciadas físicamente, bohemias y rebeldes. Julia Cortés demostró que se puede llegar a la cúspide de la popularidad cuando se tienen condiciones artísticas y, ante todo, un espíritu indomable que no se arredra frente a las adversidades. Otros artistas criollos tenían iguales o mayores condiciones que Julita, pero se quedaron en el país, no tuvieron las agallas de probarse en otras tierras, no tuvieron suerte ni oportunidades, pero por encima de todo, les faltó ambición».
Así valora Zaldívar el aporte de la cantante, que ya desde niña daba muestras de tener una predisposición por el canto, que se le daba con facilidad.
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La irrupción de Cortés en el escenario parisino, constituye un hito hoy impensable: «Nuestra música popular carece de ídolos de nivel internacional y, sobre todo, de marcar la historia en centros básicos de la cultura mundial como París, New York, México, Buenos Aires, Londres, Madrid, etc. Julia Cortés y Chavela Vargas lo lograron, siendo mujeres poco agraciadas físicamente, bohemias y rebeldes. Julia Cortés demostró que se puede llegar a la cúspide de la popularidad cuando se tienen condiciones artísticas y, ante todo, un espíritu indomable que no se arredra frente a las adversidades. Otros artistas criollos tenían iguales o mayores condiciones que Julita, pero se quedaron en el país, no tuvieron las agallas de probarse en otras tierras, no tuvieron suerte ni oportunidades, pero por encima de todo, les faltó ambición».
Para Zaldívar, el libro es una oportunidad para acercarse a una figura con una voz extraordinaria y que se dedicó a la música desde la intuición y el compromiso con su arte.
«Al escuchar las grabaciones de Julita Cortés en sus mejores años con el trío Los Machucambos, destaca la voz prima de esa mujer, con un acento singular, con medida y afinación envidiables, ritmo y melodía a cargo de una voz maravillosa. Hay que agregar su gracia en el escenario, en el baile y la condición exótica de danzar descalza. Su personalidad trasciende la fama del trío y, sin desmerecer la calidad de arreglista de Rafael Gayoso, el alma del grupo era Julita y así lo reconocieron sus compañeros, de modo que el trío nunca fue el mismo cuando ella se retiró».
Julita Cortés, biografía, viene a enriquecer el acervo que con paciencia de orfebre ha ido realizando Zaldívar sobre artistas nacionales como Ray Tico, Otto Vargas, Rafa Pérez, Mario Chacón y Ricardo Mora.
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