EL PLACER DEL TEXTO
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 11 DE ABRIL, 2016-EL JORNAL). El Leicester es hoy la sensación del fútbol mundial. Se habla tanto del Leicester como si fuera el Barcelona o el Real Madrid. Su milagro de salir campeón de la Premier League está a cinco jornadas o a tres victorias de consumarse, pero incluso si no consiguiera el título, lo suyo ya es un triunfo de la esperanza, del alma y del corazón, como lo definiría su entrenador Claudio Rainieri.
Hay una frase de Rainieri, en carta enviada a theplayerstribune.com, que resume con extraordinaria exactitud el por qué el éxito de su equipo: “Los aficionados del Leicester que me encuentro en la calle me dicen que ellos están soñando, pero yo les digo: de acuerdo, ustedes sueñen por nosotros. Nosotros no podemos soñar. Nosotros simplemente trabajamos duro”.
Me llama la atención que la frase de Rainieri se parece mucho a un titular que leí del periodista Ricardo Quirós, en La Nación, hace ya muchos años, tras una entrevista con Álvaro Grant McDonald, entonces técnico de la Selección Nacional: “Nosotros no soñamos, trabajamos”.
Es la forma de Rainieri, pero incluso más destilada, más fina y más directa. Y el plural de la frase invoca, desde luego, el trabajo en equipo, sin el cual no se va a ningún lado. Ya se sabe que ningún futbolista, llámese Pelé, Maradona, Di Stéfano, Cruyff o Messi, es capaz de ganar un partido por sí solo, aunque muchas veces se apele a dicha ilusión.
Antes de haber afirmado “Nosotros simplemente trabajamos duro”, Rainieri había explicado que el objetivo mayor para la temporada 2015-2016 era uno: mantenerse en la Premier League.
La referencia de Rainieri a la labor en equipo, es la otra cara de la moneda que complementa el arduo trabajo, y si se quiere entender el fenómeno del Leicester no se puede pasar por alto, aunque de entrada parezca obvio.
Ya la Selección de Costa Rica, gracias a su sensacional trabajo en equipo, quebró todos los pronósticos y terminó octava en Brasil 2014.
En el citada carta, Rainieri apunta: “Este es un pequeño club que le está mostrando al mundo que podemos alcanzar nuestros logros por medio del espíritu y la determinación. Somos veintiséis jugadores. Veintiséis cerebros diferentes. Pero un solo corazón”.
“Un solo corazón” es la metáfora perfecta que ha elegido el técnico para explicarle al mundo el éxito de su modesto club. Parece una fórmula sencilla, pero no lo es. La buena noticia es que está al alcance de todos. Si por un momento trasladásemos la idea a cualquier actividad social, el trabajo en conjunto podría rendir espectaculares resultados con el mero hecho de cambiar el yo por el nosotros.
El Leicester mueve nuestros corazones porque nos ha recordado que sí se puede soñar, que se puede apuntar a lo más alto, y que lo imposible es hoy una fórmula obsoleta para el ser humano: el milagro de los panes es real si se juntan las voluntades.