(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 04 DE ENERO, 2018-EL JORNAL). Llama la atención que dos jugadores del campeón Pérez Zeledón hayan decidido dejar el equipo: Álvaro Sánchez y Juan Gabriel Guzmán, quienes decidieron emprender otros rumbos, pese a que el título obtenido en el torneo apenas ha sido colocado, con todo merecimiento, en las vitrinas de los Guerreros del Sur.
Sus casos merecen tomarse en cuenta porque dan una señal, una vez más, de que nuestro campeonato que se presenta como profesional no lo es en muchos aspectos y en el económico hay dos o tres equipos que pagan sueldos competitivos y luego viene otro grupo en el que los jugadores apenas sobreviven.
El tema, por ende, debería de abrir un gran debate sobre las condiciones en que trabajan los futbolistas costarricenses y, sobre todo, qué se hace para que tengan en verdad un futuro prometedor si le dedican lo mejor de sus años deportivos a esa actividad.
Hay prácticas de equipos que finalizados los torneos “liquidan” a sus futbolistas para ahorrar uno o dos meses en pagos a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), lo que a todas luces puede ser una práctica viable, pero no del todo recomendable, si tomamos en cuenta que ese jugador y su familia quedan desprotegidos por ese período.
Un fútbol que irá a su quinta Copa del Mundo como es el de Costa Rica, hoy debería de ofrecer mejores condiciones para sus profesionales, no obstante, parece que si se empieza a escarbar en el tema, nos podríamos topar con amargas sorpresas.
