(SAN JOSÉ, 11 DE ENERO 2013). El precandidato liberacionista, Rodrigo Arias Sánchez, desistió de seguir su carrera hacia Zapote para ocupar el sillón que en dos oportunidades disfrutó su hermano Óscar. Las razones de don Rodrigo para retirarse son varias.
Esgrimió cansancio por las actuaciones de sus adversarios, tendientes a minarlo moralmente. La política en su partido, por tanto, no es diáfana.
Don Rodrigo es tan diáfano que sus actuaciones políticas no van con estas malas andanzas dentro de su partido. Decidió no jugar con esta gentecilla ebria de poder.
O a lo mejor don Rodrigo desconocía el ir y venir del poder dentro de la clase política a la que pretendió ingresar y no lo dejaron entrar; lo que significa, ni más ni menos, ingenuidad.
En todo caso, tenemos juntas “transparencia” e “moralidad” por parte de don Rodrigo frente a unas actuaciones desmoralizantes de otros. Por tanto, don Rodrigo, moralmente hablando, detesta estas prácticas mal habidas para alcanzar el poder.
Significa que don Rodrigo seguramente sufrió profundamente cuando alguna “mano peluda” desde Zapote circuló el memorándum del miedo, en la Asamblea Legislativa quisieron “linchar” al magistrado Fernando Cruz, algunos lograron la reelección presidencial y otros “fabricaron” la famosa trocha de la vergüenza.
Así, la renuncia de don Rodrigo puede verse: como ruptura con los neoliberales de su partido, algo así como decirles: no los queremos en el PLN, o éstos siempre tuvieron a don Rodrigo como parte de su “gente”en el que no necesariamente el exprecandidato debe poner su pecho a los dardos enemigos, con miras a 2014-2018. ¡En política, entre líneas, se dicen muchas cosas.
Periodista, abogado y notario UCR