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Las pandemias infecciosas a través de la historia

Por el Dr. Juan Jaramillo Antillón,  Exministro de Salud

(SAN JOSÉ, COSTA RICA-22 DE MARZO 2020-EL JORNAL). Se ha considerado que en el futuro una guerra nuclear será la causa de la desaparición de la especie humana en la Tierra. Además, se teme que los trastornos cíclicos del cambio climático del planeta, a los que se le agregan ahora las acciones humanas que lo aceleran, estén provocando un daño irreversible, lo cual podría ser otra causa para nuestra extinción.

Pero hay también hay otro peligro latente, la aparición en el futuro de una pandemia infecciosas masiva. (Una pandemia es una epidemia de una enfermedad infecciosa viral o bacteriana que afecta en un momento dado a todo el mundo, sin que signifique si es leve o grave).

Aunque, la actual epidemia Covid-19, parece ser las mas grave de los últimos 100 años, y no sabemos cuánto durara; lo que sí sabemos es que nuestro mundo será diferente en todos los sentidos cuando pase, pues, ha trastornado no solo los modelos sanitarios actuales, además de la economía, y en realidad, la forma de vida de la sociedad actual.

SIEMPRE HEMOS SUFRIDO PANDEMIAS

La epidemia de cólera, enfermedad intestinal provocada por una bacteria “Vibrio cholera”, trasmitida por el agua contaminada. Conocida desde los tiempos de Hipócrates desde hace 2400 años; se han presentado varias epidemias en épocas diferentes causando la muerte de millones de personas.

En 1856-1857 durante la guerra contra los filibusteros, afectó a Nicaragua y Costa Rica, siendo trasmitida a la población por el ejército costarricense, falleciendo más de 10 000 personas, nada menos que el 10% de la población de Costa Rica.

La peste bubónica o negra, del siglo XIV, causada por una bacteria “yersinia” trasmitida por pulgas y cuyo reservorio eran las ratas, conocida también desde la Grecia de Hipócrates y que causó la muerte de millones de personas.

La viruela, causada por un virus, conocida desde la antigüedad, fue causa de la muerte de más de 300 millones de personas, controlada felizmente con una vacuna a partir del siglo

XIX. El sarampión, causado por un virus, causó la muerte de 200 millones de personas, en especial niños, desde su aparición hasta que fue controlado con una vacuna en el siglo XX.

Las epidemias de tifo (tifus), causada por una bacteria tipo “rickettsia”, propagada por los piojos y pulgas, presentes en los ejércitos durante las guerras. Durante la llamada Guerra del Peloponeso, entre Esparta y Atenas 400 años a.C., quedó muy claro que la existencia de muchedumbres de personas en un solo sitio, y el hacinamiento y la suciedad consecuente, son un caldo de cultivo para que aparezca una grave epidemia de Tifo (tifo o tifoidea), que mató a la mitad de la población atenienses.

La influenza española, en los años de 1918 y 1919, a pesar de no haber transporte aéreo, una epidemia causada por un virus H1N1 con origen aviar se extendió por el mundo afectando a 500 millones de personas y pereciendo más de 50 millones. Ese virus era hermano del virus H1N1 de origen porcino que provocó la pandemia de influenza de los 2009, que causó millones de enfermos, afectó más agresivamente a niños y viejos.

La sífilis, provocada por una bacteria de trasmisión sexual, ha afectado al mundo desde hace siglos y no ha sido posible erradicarla, y luego la tuberculosis, conocida desde la antigüedad, aún persiste y causa la muerte de millones de personas, con el agravante que se ha hecho resistente a los antibióticos empelados para combatirla.

El sida, provocado por el virus VIH, conocido a partir de 1980 en especial trasmitido por relaciones sexuales y de otro tipo, ha causado la muerte a más de 25 millones de personas, mortalidad disminuida debido a los nuevos tratamientos que frenan la enfermedad, aunque no hay aún cura. Antes de 1980 afectaba a monos sin causarles en general enfermedad grave. Al acercar las ciudades a los bosques, en 1980, el virus se hizo agresivo y mutó, apareciendo en forma de epidemia entre los humanos.

LA NATURALEZA NO OLVIDA

El ser humano es la mayor fuerza de la evolución y del cambio y, en muchos sentidos sus acciones han estado afectando a la naturaleza, con la alteración grave del medio ambiente, mediante la deforestación masiva de los bosques y selvas, la contaminación de ríos, lagos y mares y de la atmósfera; eso al parecer ha ocasionado la migración de parásitos, bacterias y virus de sus hospederos naturales animales silvestres como roedores, aves, pequeños mamíferos, murciélagos, monos y otros más, que viven en los bosques y selvas, hacia poblados o ciudades construidos en área que les han quitado su espacio; eso da lugar a que se contaminen mosquitos, ratas, aves, cerdos, gatos y perros domésticos de las ciudades, afectando finalmente a las personas.

Se debe agregar el hacinamiento de miles de pollos, cerdos y otros animales en sitios de crianza insalubres para ser engordados, para lo cual incluso se les dan antibióticos preventivamente y con eso lo que se logra son resistencia a dichas drogas en el ser humano.

Además de la existencia de mercados de animales salvajes como serpientes, tortugas, nutrias, tejones, donde se les mata ahí mismo y se venden, ensuciando el lugar e incluso contaminándolo. Un mercado de Wuhan-China, fue al parecer la causa de la aparición de la pandemia conocida como Covit-19, debido a que ahí se favoreció la mutación de dicho virus.

Se unió a lo relatado “la globalización de las enfermedades debidas al transporte aéreo”, esto está creando graves problemas, ya que personas enfermas, o mosquitos y otros intermediarios se trasladan de un extremo a otro de la Tierra en pocas horas, pudiendo infectar a poblaciones desprevenidas enteras como lo hace con las gripes estacionales anuales con virus mutantes. En el año 2018, la epidemia de gripe estacional provocó la muerte de 37 mil personas en Los Estados Unidos y ni nos dimos cuenta.

La aparición de los llamados virus emergentes, se inició en Uganda en el año 1937, ahí se aisló un virus llamado el virus del Nilo trasmitido por mosquitos que infecta de manera natural a las aves, en 1956 se propagó a Egipto y luego a Israel, diseminándose por Europa y los Estados Unidos causando una encefalitis cuya mortalidad no ha sido muy elevada.

La epidemia actual de una infección gripal que apareció en China en diciembre del 2019, provocada por una cepa nueva de los virus tipo coronavirus llamada Covid-19, solamente afectó (fueron detectados) 81 mil personas y causó la muerte de 3 mil. Posiblemente hubo miles de casos asintomáticos y por ello no detectados.

En todo caso, en una población de 1400 millones de personas, esa cifra es ínfima. La causa de este “éxito” radicó en que de forma inmediata fueron aislados en forma estricta los enfermos y la población alrededor del foco infeccioso unos 70 millones, puestos en cuarentena obligatoria. El mismo éxito lo obtuvo Corea del Sur con esta pandemia.

La cara opuesta de la moneda la dio Italia, donde tardíamente se puso en cuarentena obligada a la población, en esté país a la fecha hay detectados 50 mil casos, con más de 3 mil muertos, entre ellos 17 médicos que atendían enfermos, y 3200 trabajadores de la salud están afectados por la enfermedad. A la fecha se presentan 600 casos diarios. Lo mismo está sucediendo en España.

Esta rápida difusión y la mayor letalidad, es lo que debemos evitar en el resto del mundo incluyendo Costa Rica, el ejemplo de China y Corea del Sur se debe imitar con urgencia.

En un lapso de algunos años, él mundo ha sufrido provenientes de Asia o China epidemias importantes causadas por virus con contenido proteico humano, aviario y porcino.

El Síndrome Respiratorio Agudo (SARS) y otras gripes estacionarias. No hemos puesto el terrible Ébola hemorrágico confinado felizmente a países del África, y el MERS o Síndrome Respiratorio de Oriente Medio.

Por si fuera poco, el zancudo Aedes aegypti, trasmite aparte del virus del dengue que provoca millones de infecciones con miles de muertes en América y África, otros virus que provocan las enfermedades llamadas chikunguña y zika, esta última produce lesiones muy graves, ya que cuando afecta a una embarazada le destruye el cerebro al embrión o feto. En el caso de este virus es patente la falla de las poblaciones en poder controlarlo.

A ellos se unen, la resistencia mundial de la malaria (paludismo) y en especial las graves infecciones resistentes a los antibióticos como las causadas por Clostrídium, las cepas agresivas de bacilos Coli, los estafílocos dorados y otras más.

Nos da la impresión que  la naturaleza nos ha enviado un aviso con esta nueva pandemia infecciosa, para que el mundo se prepare para una más peligrosa y grave. Los hospitales no están preparados para este tipo de emergencias que saturan los servicios de terapia intensiva, donde no alcanzan los equipos respiratorios ni las camas ni el personal, aparte de que éste se infecta peligrosamente y sus incapacidades ponen en peligro la vida de los otros enfermos.

La preparación de una VACUNA que solía tomar 10 años y tener varias etapas de investigación, hasta llegar a la fase clínica con humanos; gracias a la experiencia tenida con las vacunas para las influencias virales de los últimos años, esto ha permitido, saltarse las etapas y tiempos y reducirlos para preparar la vacuna que estaría en unos dos años, de un virus atenuado que da más inmunización sin necesidad de revacunar, eso sí, con el riesgo de no saber que pasa a largo plazo sobre las complicaciones que podrá causar la aplicación de la vacuna.

Se están investigando medicamentos que se puedan emplear para atacar o atenuar la infección. La Cloroquina para tartar el paludismo, se cree sin haberla experimentado que sirve, y ya la empresa farmacéutica que la produce doblo su precio. Estas empresas farmacéuticas multinacionales van a ser las grandes gananciosas de esta crisis.

El pánico en los mercados bursátiles ha hecho, que, el problema no se limite a la enfermedad y sus costos para los afectados y el país, o a la pérdida de vidas; sino además, aparece agregado una crisis económica local y mundial, con graves pérdidas para el turismo, acompañado de las quiebras de las compañías de aviación y navieras, y otras empresas, como las de energía (el petróleo se derrumbó), las de alimentos, las de transporte y luego, la suspensión de grandes reuniones, como las competencias deportivas, en estadios, los teatros, cines, etc., y sus proveedores, continuando con el cierre de escuelas, colegios y universidades y negocios en general, con una orden oficial; TODO EL MUNDO DENTRO DE SU CASA, algo que jamás imaginarnos pudiera suceder en nuestra actual sociedad del siglo XXI de consumo y festividad incontrolada, la cual se encamina a una grave recesión.

En mucho, la incertidumbre y el gran temor a esta infección, se debe a que, a diferencia de otras anteriores, todo el mundo en todos los países, por medio de la televisión e Internet siguen paso a paso y diariamente la difusión de la enfermedad y la mortalidad que se presenta en cada país.

El coronavirus es la “oscura-estrella” de moda, mas famoso que Pelé, Maradona y Messi juntos. Lo bueno es que la mayor parte de la población mundial se está preparando para una guerra ahora, y la experiencia que logremos debería servirnos para prepararnos en todos los campos para una “posible” futura pandemia infecciosa.

Debe quedar claro, que en un 80% a 90% la infección es ligera o leve en las personas, porque su sistema inmunológico las logra defender.

En el resto, se requiere atención y tratamiento médico, y de estos un bajo porcentaje debe estar en tratamientos en unidades de terapía intensiva, que de por sí no alcanza para todos en ningún lugar del mundo; por ello las medidas de confinamiento o cuarentena en los hogares para que se termine el paso por cada región o país del virus.

 

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