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Las mejengas de Centeno

(VIERNES 27 DE ENERO 2023-EL JORNAL). Después de la derrota de Guadalaupe ante el Sporting, Walter Centeno habló de que lejos de haber jugado un partido, lo que habían hecho era una mejenga.

Es una manera muy particular de llamar la atención de sus jugadores, pero es ir al límite. El hecho de que sus dirigidos hayan realizado un mal juego, no da para tachar de que aquello fue una mejenga.

A veces tengo la impresión de que a nuestros técnicos, o al menos a un grupo de ellos, les falta ir más allá del fútbol, y no estaría mal que se lean un libro, vean una buena película, o vayan a los museos para que descubran que el mundo no solo es un balón, por más anhelo que haya de pasar lo que resta nuestras vidas viendo partidos.

Y si se enriquece la visión y se amplía el horizonte, los discursos pueden cambiar. A veces no es necesaria una larga perorata para que una situación se modifique en el entretiempo. Basta con profundidad y puntualidad a la hora de la arenga.

Hervé Renard, entonces técnico de Arabia Saudita, le dijo a sus dirigidos en el entretiempo del encuentro ante Argentina, que por qué no le pedían una foto a Messi en medio juego, y aquel discurso sacó lo mejor de sus futbolistas, que terminaron imponiéndose contra todo pronóstico a los futuros campeones del mundo.

De modo que entre las mejengas de Centeno y los chocolates calientes de Horacio Esquivel, parece que hay un desfase que nos lleva por rumbos atípicos. Quizá sea la hora de que para hablar de fútbol haya que leer literatura y acercarse al mundo del arte, que, al fin y al cabo, como el mismo balompié, lo que busca es aprehender la realidad para intentar comprenderla en toda su dimensión.

Los entrenadores, más que entender al futbolista, deben procurar comprender al ser humano. La diferencia parece sutil, pero es brutal.

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FxD y EL JORNAL

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