(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 10 DE SEPTIEMBRE, 2018-EL JORNAL). La huelga nacional anunciada para hoy lunes 10 de setiembre nos toma como niños en su día. Difícilmente cambiará la suerte echada contra miles de costarricenses cada vez más pobres. “Izquierdas” y “ derechas” se confabularon.
El “Paquetazo Fiscal”- “perdón, plan fiscal, suena más suave”- se ha alineado con los astros para que todos nos autoengañemos y terminemos creyendo unas fantasías promovidas por el PAC, el FA, los socialcristianos, el PLN, La Naciòn, Telenoticias y Noticias Repretel.
Ahora nuestra realidad financiera nos tiene al borde de un precipicio sin precedente. Es cierto. ¿Pero en qué gastaron estos billones de colones; ¿acaso solo fue en salarios, transferencias para la educación y pluses salariales?
Cierto que ningún Estado se mantiene sin impuestos, El problema radica en ¿quién paga los gravámenes, la proporción y a qué se destinarán?.
Falso, sin embargo, es que todo está dicho sobre este paquete tributario. Profesionales de todas las categorías, dirigentes de “izquierda”, “progresistas” y “derecha”, etc., obviaron con alevosía una nueva ofensiva financiera que imponen al continente.
En Argentina el “Plan fiscal” significó una subida al IVA, estrictos controles impositivos al “consumo elemental”, golpes serios a los ingresos de las clases medias y bajas; asimismo la desvalorización del peso, respecto al dólar estadounidense, terminó de sacar de los bolsillos de los argentinos las monedas de baja denominación.
El presidente Temer en Brasil apretó tuercas a sus asalariados, principalmente, bajo el discurso del déficit fiscal, pero Igual que en Argentina, Perú o Chile (ponga el nombre que quiera), este faltante sería exitoso si, además, agregan impuesto a la comida, medicamentos, etc. Bajo esta óptica es tan indispensable un anticancerígeno que una botella de coñac.
Temer y Macri, hicieron de la llamada trazabilidad el paradigma del siglo XXI. Por eso los medios interesados en “resolver” los problemas fiscales en Argentina, como el Grupo Clarín; o el O globo de Brasil – cualquier similitud con La Nación ya saben de dónde viene-, justificaron esta clase de impuestos.
Proponga usted elevar los tributos a la publicidad comercial que reciben estos medios como parte de la teoría de la trazabilidad y verá cómo se convierte en enemigo de la libertad de prensa.
Así fue, como incluso, nuestros dirigentes de izquierda, que se suponía conocían algo de economía política, perdieron la perspectiva global, en sentido de que ya no hay interés en fomentar el ahorro interno.
En una economía globalizada el ahorro interno fomenta el consumo y con ello obliga a más producción por parte de las empresas; una parte de sus mercancías van al consumo interno y otra es enviada a Estados Unidos, principal paradero de las exportaciones ticas.
El giro inesperado de la administración norteamericana hacia el “proteccionismo” sorprendió en “paños menores” a banqueros, industriales, negociantes de la salud, entre otros, que durante dos décadas acumularon enormes fortunas al calor del libre comercio, desde el río Bravo hasta la Patagonia.
Esto explica que ninguno de los ajustes fiscales a que están sometidos los países de la región – con excepción de Bolivia, Venezuela y Nicaragua que mandaron al carajo “recados” del FMI para controlar la inversión pública- tocan los intereses y fortunas de estos grupos.
En el caso costarricense, los médicos trataron de “salvar” su famosa “ley de enganche”, que obligan a todos los costarricenses a trasladarles un porcentaje de cualquier beneficio salarial recibido; el negocio turístico tiene excepciones; la trazabilidad del endeudamiento de empresas es baja en cuanto el pago de la renta, las millonarias ganancias de los bancos son intocables, los fabricantes de cigarrillos y licores pujan por bajar impuestos para evitar, dizque, el contrabando, etc.
Supone lo anterior que el confort de quienes aprovecharon el libre comercio es intocable en este paquete fiscal, aunque sepan que al reducirse el consumo y el ahorro interno el desempleo nacional de 8.6% saltará a 9 o 10% en los próximos meses y una inminente alza en las tasas de interés generaría una crisis hipotecaria sin precedentes, etc. La suerte está echada, ni modo. Y recuerde: las huelgas son ilegales.
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