(MARTES 16 DE MARZO, 2021-EL JORNAL). La gesta de Brasil 2014, hasta ahora irrepetible, tiene hoy su eco en los tribunales de justicia. El doctor Adrián Gutiérrez, entonces director de Selecciones Nacionales fue acusado de haber hecho una afirmación que los jugadores Keylor Navas, Bryan Ruiz y Celso Borges sostienen nunca dijeron.
Y entre ambas posiciones, serán los jueces los que determine a quién, en este caso, le pertenece la verdad sobre lo afirmado.
La situación, más allá de la sentencia que dicte el tribunal, es un mal negocio para ambas partes, porque en el medio están las redes sociales que a diario hacen juicios y que llevan las declaraciones hasta extremos impensables.
La imagen de la gran hazaña, por lo tanto, no se manchará, pero sí queda claro que a siete años de Brasil 2014, las heridas siguen abiertas y pueden profundizarse todavía más. Mientras tanto, el fútbol costarricense sigue con sus contradicciones dirigenciales y un futuro en el que el próximo Mundial, a realizarse en Catar 2022, parece muy lejano.
Hay maneras de capitalizar el éxito y nuestro fútbol no ha sabido sacarle el mayor provecho al haber llegado a los cuartos de final de un Mundial.
Cuartos de final: dicho así parece inverosímil. Y esos jugadores. Y ese técnico. Y esos dirigentes que hoy se enfrentan, fueron indispensables para que la hazaña fuera posible. Sí, fue una gran hazaña, que a la luz de las potencialidades de nuestro balompié parece inalcanzable nuevamente.
Queda claro, entonces, que al margen de lo que dicte el tribunal, la jugada de dirimir la verdad de cada cual en un juzgado puede convertirse en un bumerán para las partes, y convertirse en un autogolpe para quienes, con todo mérito, pusieron a soñar a este país, incluso, con la “insensatez” de llegar a una final si se pasaba el filtro de Holanda. Aquello que fue ciencia ficción pura, hoy es una pesadilla para las partes involucradas, porque la sangre llegó hasta el río.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.