(VIERNES 30 DE JUNIO DE 2023-EL JORNAL). Amigo lector, a usted le parecerá extraño que escriba sobre las gradas de una escuela, el secreto está en que estas no eran unas gradas cualquiera, me refiero a las gradas de la Escuela Alejandro Rodríguez Rodríguez, de Vuelta de Jorco de Aserrí, las cuales existieron hace muchos años y que usted tal vez conoció, y si no, le voy a ayudar con una foto al final de esta nota.
Estas gradas, además de servir para ingresar al centro de enseñanza, por su estructura que no eran en línea recta y con parales de cemento y tubos gruesos a los costados, servían para sentarse a charlar, además de deslizarse por los tubos de hierro, sentados de medio lado.
Los primeros eran los niños antes de ingresar a clases o en los recreos. Allí en esas conversaciones quedaron nuestros momentos más felices de escuela, sueños, la compañerita que nos gustaba, el primer beso quizá, nuestro mejor amigo o amiga, nuestra querida maestra, secretos de niño y desde luego el primer amor.
Pero también, algunos nos llevamos un jalonazo de orejas del director don Fabio Díaz, por quedarnos más tiempo después de sonara la campana, la querida portera doña Ofelia Picado.
Pero lo interesante de estas gradas es que por las tardes y noches se convertían en el centro de reunión de los jóvenes de la época. Allí charlábamos sobre los planes futuros de trabajo y estudio, el partido de fútbol, de las novias, del baile del domingo, contábamos historias, hablábamos de “asustos” y, desde luego, no faltaban los chistes del momento. Comentábamos sobre el acontecer nacional y por qué no, del mundo. También tocábamos guitarra y cantábamos, entre las canciones no faltaba “Cantares” de Joan Manuel Serrat y luego cuando la noche caía observábamos las estrellas y nos retirábamos a descansar, para otro día levantarnos con las esperanza de un día mejor y de nuevo regresar a aquellas inolvidables gradas.
Los jorqueños saben bien lo que esas gradas significaron en la vida de los niños y jóvenes de aquel tiempo; no obstante, pienso que su barrio, pueblo o comunidad también existieron unas gradas como estas.
Gracias don Victor por sus palabras, mi nombre es Fedra Rodríguez y soy sobrina nieta de don Fabio Díaz. Su hermana, Emilce, pera la madre de mi padre. Conozco muy poco de ese lado de la familia, por ello me sorprendieron sus palabras, gracias.