(MARTES 01 DE NOVIEMBRE 2022-EL JORNAL). La realidad es un juego de espejos. Saprissa, que ni siquiera participó en el torneo de Concacaf, le mete mucha presión a la Liga, que sabe que no se puede ir de vacaciones con las manos vacías.
El dilema del eterno rival revive en la final que mañana disputará Alajuelense contra Olimpia, en un partido en el que los manudos están abajo en el marcador.
Después de una campaña irregular, con una presentación para el olvido en el Ricardo Saprissa, los rojinegros tienen la posibilidad de salvar la temporada con un título que tiene su valor, porque en el conteo general servirá para engrandecer la historial del club.
Al estar Saprissa a medio paso de alcanzar su título 37 en el campeonato nacional, este es un factor cuyos ecos llegan hasta las huestes manudas, que saben que si pierden y que si Saprissa es campeón, se les vendrá una andanada de críticas, toda vez que el rendimiento general del equipo no ha estado acorde con la calidad de la planilla.
Fabián Coito, que venía de fracasar de manera estrepitosa con Honduras, fue el elegido para devolverle a la Liga ese aire ganador, pero hasta ahora no lo consigue y Concacaf podría ser, entonces, un remanso para retomar bríos de cara al 2023.
Con un Mundial de por medio y todo lo que ello significa, que la Liga se vaya para la casa en blanco, sería otro enorme fracaso, al tiempo que cuando se mira al espejo ve las fauces del monstruo morado, que tras el arribo de Jeaustin Campos se volvió un equipo con un juego sólido.
En este contexto, con la sombra de Saprissa sobre el Morera Soto, Alajuelense disputará la final de Concacaf con la certeza de que no le queda otro camino que ganar para salvar la temporada.
