(SÁBADO 01 DE JULIO 2023-EL JORNAL). No hay forma: el discurso en las ruedas de prensa y en la cancha ya se le acabó a Luis Fernando Suárez.
Ayer, frente a El Salvador, volvimos a ver a un equipo parco, desconectado y sin ninguna capacidad en ofensiva.
Nada funciona en esta Selección y cuando esto ocurre es porque el discurso del líder ya no se escucha, aunque los jugadores quieran respetarlo y seguirlo.
Es un ciclo acabado, se nota a leguas, pese a que en la Fedefútbol ni Rodolfo Villalobos, su presidente, ni el resto de los directivos quieran asumir el costo.
Mientras tanto, la Tricolor piede cada vez más prestigio, los futbolistas se devalúan y el fútbol costarricense, en general, bajan escalones, porque a una Selección que juega tan mal nadie la va a querer contratar.
La afición ya tiró la toalla con esta Selección. Contra El Salvador, un equipo con muchas limitaciones, no se pudo anotar un solo gol. Lo que sucede en el equipo patrio es un terrible círculo vicioso, porque una vez agotado el discurso, ya nada funciona.
No es falta ni de actitud, ni de entrega, ni de coraje: es falta de fútbol. Esto tiene que quedar claro.
Si un equipo no tiene claro a qué juega todo lo que viene se enreda. Igual sucede en la vida. Son necesarios los objetivos y las metas para saber a dónde ir.
Hasta el propio Bryan Ruiz, que fue como embajador al Mundial de Qatar2022, terminó por lanzarle su dardo a su reciente entrenador.
Solo queda un camino: volver a empezar y que Luis Fernando Suárez deje de ser el técnico de la Selección Nacional, porque insistir más con él, es seguir tropezando con la misma piedra.
