(MARTES 01 DE AGOSTO-EL JORNAL). Si en Puntarenas tenían claro que los números de Geiner Segura ya era deficientes en el torneo anterior, por qué esperaron a que comenzara el Apertura para despedirlo y tener que improvisar ya en el desarrollo del torneo.
Son las grandes contradicciones del fútbol nacional. No había que ser un experto con un doctorado para darse cuenta de que los porteños, desde el certamen anterior, no mostraban el mejor rendimiento.
En Costa Rica nos cuesta tomar decisiones. Ya vimos lo que sucedió con Luis Fernando Suárez, que al final fue despedido pero con una votación de 6 a 5, es decir, salió por un voto, a pesar de que su labor era muy deficiente y eso se notaba en el terreno de juego.
Hay demasiados elementos los que deberían mejorarse en el fútbol nacional como los administrativos, de infraestructura, de formación de los dirigentes, de mejora en los mandos medios para poder lograr un campeonato más acorde con los tiempos actuales.
Si el país quiere competir en el ámbito internacional, necesita, urgementemente, dar un paso adelante y dejar la improvisación como bandera. Improvisan los mejores de los mejores, porque antes pasaron por procesos que les permiten conocer con minuciosidad todos los detalles.
Sería largo de explicar, pero aquí la improvisación tiene el matiz del descuido, del despiste, porque tal vez así nos vaya mejor.
Qué raro que Puntarenas no se percatara de que el equipo con Geiner Segura no tenía claridad en su juego, pero eso no es de ahora, sino que viene desde la temporada anterior.
El fútbol de las contradicciones: ese es el santo y seña del nuestro.