(VIERNES 28 DE MARZO, 2025-EL JORNAL). La vida le hizo entender a Walter Centeno, que más allá de las utopías está la selva y que en la selva solo sobrevive el que se adapte mejor, en un principio darwiniano innegociable.
Ayer, tras la victoria de 2 a 0 contra Saprissa, el entrenador le aceptó a Gustavo López que había que adaptarse, porque si el mejor equipo del mundo, el Real Madrid, jugaba muchas veces al contragolpe, cómo no lo iba a hacer el Santos de Guápiles.
Polos opuestos absolutamente, pero con un punto en común: el señor Centeno claudicó sobre esa idea de que el fútbol es posesión siempre, y juego de posición, también casi siempre, y que existen otras maneras válidas para ganar, sin sonrojarse.
No hay ningún descubrimiento en ello, pero sí lo asume un Centeno más maduro, que sabe que para subsistir en la selva costarricense es necesario obtener resultados, y máxime en un equipo como el Santos con la sombra del descenso al comenzar el Clausura.
Si Centeno es capaz de reinventarse, de asumir que el fútbol es camaleónico por excelencia, el balompié nacional podría ganarse un técnico para el mediano plazo.
Santos derrotó a un desconocido Saprissa 2-0 con dos tantos de contragolpe y después Centeno no tuvo ningún repararlo en aceptar que esa era también era una forma válida de jugar y de ganar.
Son palabras de un guardiolista tropicalizado, que ha entendido, que los sueños y que Disneylandia suenan muy bien, pero que muchas veces están a leguas de la realidad.
