Inicio Deportes La mentalidad...

La mentalidad aldeana de nuestro fútbol

 (MARTES 10 DE ENERO 2023-EL JORNAL). La pelea entre jugadores de Guanacasteca y Liberia, para conmemorar el 50 aniversario de los primeros, es una muestra clara de cuán lejos estamos del profesionalismo.

Esa misma pelea en canchas abiertas no se tolera, pero se entiende: es la lucha por marcar el territorio, por dejar claro en el campo cuál es el equipo que manda en ese sector, pero entre jugadores profesionales ello se convierte en una chapuza.

Y así anda en gran parte nuestro fútbol. Que viene de hacer el ridículo en Qatar 2022 y que pese a sus seis presencias mundialistas ha aprendido poco. Nuestras ligas menores se ven tal cual: como espacios menores, en los que invertir es sinónimo de pérdida de recursos.

Las instalaciones de los equipos, en genera,l siguen siendo muy deficientes. Todavía hay estadios en los que hacer una transmisión de radio o de televisión es una proeza.

Persiste, aún, una mentalidad de aldea, donde lo pequeño, lo chiquititico, como se dice en el argot popular, se impone por encima de lo que realmente significa el gran fútbol.

Muchos técnicos viven con salarios paupérrimos. Falta más profesionalismo en nuestra prensa deportiva. En fin, que a la luz de esa bronca entre guanacastecos y liberianos es posible detectar la pequeñez y la poca anchura de miras de nuestros futbolistas y de nuestra dirigencia.

Hoy el fútbol nacional es noticia por esa cámara húngara desatada en el citado juego, como si eso fuera un orgulloso acto promocional de nuestro balompié.

Por lo tanto, se requiere una Unafut que sirva para algo más que elegir el balón con que se jugará el torneo, y se necesita una Federación de Fútbol cuyos dirigentes, para empezar, se distingan por la ética la promoción de los valores. De lo contrario, seguiremos anclados en el tiempo, de cuando decíamos que la Fedefutbol era la Casa de los Sustos, como tantas veces la llamó Javier Rojas González.

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FxD y EL JORNAL

Artículo anteriorLas formas importan, menos en Costa Rica
Artículo siguienteLAS CARTAS DE CARMEN: La dura vida de Raquel

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí