(MIÉRCOLES 02 DE NOVIEMBRE 2022-EL JORNAL). Vivimos tiempos inverosímiles. En ellos realidad y ficción se confunden constantemente. Y para muestra: la lista pirata de la Selección Nacional con los 26 elegidos. Tal vez coincida con la lista oficial, pero habrá dejado una enseñanza enorme: que entre el peridismo clásico y las redes sociales hay un abismo insalvable.
Las redes sociales dan por hecho que esos son los elegidos. El peridismo serio, mientras no confirme con fuentes fidedignas que esa es la lista, no saldrá a generar noticias falsas.
Parece un juego de niños. O en el mejor de los casos, de terminologías. Lo cierto es que se dinamitan la credibilidad y la veracidad. Y algunos podrán argumentar que quienes postean esas listas son aficionados, y es cierto, por eso el periodismo de toda la vida sigue vigente, porque ante las argumentaciones sin asideros, es mejor el silencio.
Hay que volver a la seriedad bien entendida. No al aburrimiento. Que el periodismo de toda la vida puede llevar a sus arcas la creatividad que esté al servicio del contar bien. Y hay mil maneras para contar bien una noticia. Los recursos retóricos y técnicos están ahí, solo hay que saber usarlos con inteligencia y no toda la banda que se mueve por las redes sabe, en realidad, de qué va la cosa.
En redes se da por sentado que los 26 elegidos por Luis Fernando Suáres son los que circulan en esa lista pirata.
Valga la coyuntura para que el aficionado, el dirigente y los propios periodistas distingan dónde estamos unos y otros; es decir, los profesionales de la comunicación y los que difunden mensajes en redes.
La lista pirata de la Selección evidencia que en los tiempos que corren, el valor de una primicia ha sido arrasado en nombre de la inmediatez.
El asunto no es menor, como no es menor, la tarea que tiene Suárez de llevar a los mejores al Mundial, sin que valgan las apuestas de futuro y otras yerbas, porque el fútbol es hoy.