(MARTES 10 DE MAYO -2022- EL JORNAL). Al fin la Liga se asegura la gran final del fútbol costarricense tras una estela de dudas. Lo extraño es que era un equipo que jugaba bien, pero que en las grandes contiendas no aparecía, en especial contra Herediano y Saprissa, y así fue como el equipo morado se convirtió en la pesadilla de pesadillas de Albert Rudé y compañía.
La victoria agónica resolvió de un plumazo muchas incógnitas: la capacidad del conjunto manudo para pelear frente a los mayores aspirantes al título y de paso le quitó toda la presión a los rojinegros para el partido de mañana ante San Carlos.
De por medio estará la sombra del Saprissa, que necesita que los alajuelenses ganen el jueves, y antes ellos hacer lo propio el miércoles ante Sporting. Ironía de ironías.
Por más que hayamos criticado la fórmula de jugar el campeonato, hay que admitir que el cierre está siendo atractivo y lleno de suspenso, justo lo que necesita el aficionado, más allá de si se premian los merecimientos o no.
Lo que realmente debe preocupar en el fútbol nacional, y en parte esto sucede por lo corto que son los torneos, es que los equipos no pueden estar cambiando de técnico cada tres o cinco partidos.
Que no se escondan los miles de aficionados manudos que pidieron la cabeza de Rudé por los partidos inciertos ante Saprissa. Aunque el argumento de la falta de experiencia del técnico catalán es real y está a la vista de todos, lo cierto es que no siempre la salida de un entrenador es la solución.
En medio de la tormenta y a regañadientes, en Alajuelense sostuvieron a Rudé y ahora el técnico tendrá la gran posibilidad de salir campeón.
La Liga está en su pedestal, tiene los jugadores suficientes y capaces de alzar la copa, pero antes deberá confirmar que su pesadilla se quedó en el camino, y que puede con Herediano en las instancias finales.
