(JUEVES 25 DE ABRIL-2024-EL JORNAL). Ayer, ante Liberia, Danny Carvajal no solo hizo un partido excelente, sino que dio una lección de grandeza y de civismo pocas veces vistas en el fútbol.
Cuando le preguntaron qué pensaba de que le hubiesen anotado el tercer gol en el minuto del segundo descuento –el primero de siete minutos ya había vencido—dijo que le parecía correcto que se jugase ese minuto y que el gol estaba bien, que había que priorizar los tiempos de juego, que eso beneficiaba al fútbol nacional.
Hay que detenerse en esta declaración: es fuera de serie, en un medio en el que prima el lastre, en cómo afecto al colega con simulaciones, como le pasó minutos antes a su compañero Roberto Córdoba, que reaccionó mal a una provocación y el defensor liberiano se desplomó como si le hubiese caído un rayo.
Por la forma en que desplomó parecía que necesitaba ser llevado al hospital para que le practicaran todos los exámenes posibles y así evitar una complicación futura. Al final, consiguió que expulsaran al mediocampista norteño.
La nobleza de Carvajal debe hacer meditar al medio futbolístico costarricense. En medio de un empate que más sabía a derrota que otra cosa, el guardameta sacaba un gen competitivo extraordinario y no se quejó por ese amargo gol en el último instante.
Cualquier otro jugador hubiera desportricado contra Benjamín Pineda, que tampoco estuvo tan acertado, pero no, Carvajal tiró de civismo, de educación, de elegancia.
¡Qué magnífica lección en los tiempos turbios que vivimos! Son tales, que desde la Casa Presidencial para abajo huele a cloaca politiquera por doquier!
Y en medio de un país en decadencia, viene Danny Carvajal y le da a sus compañeros, a sus colegas y a la afición en general una lección que revela que su paso por Japón, por el Tokushima Vortis y el FC Ryukyu no fue en vano.
En buena hora para el arquero sancarleño, que demostró que se puede ser grande en el terreno de juego y fuera de él ,con nobleza de espíritu.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL