(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 18 DE OCTUBRE, 2018-EL JORNAL). El entrenador del Cartaginés, Martín Arriola, confesó la noche del miércoles, tras el partido en el que su equipo venció con tintes épicos al Herediano, en el tiempo de descuento, que le dijo a sus jugadores que por encima de lo económico estaba “la gloria eterna” de salir campeón con el club blanquiazul.
No es de extrañar, entonces, el excelente rendimiento que ha tenido el Cartaginés bajo su batuta y la de Dani Fonseca: esas palabras son fuego que enciende el optimismo de cualquier jugador en el mundo, y tras oírlas cualquiera estaría dispuesto a morir en batalla.
El fútbol, aunque a veces cueste entenderlo tanto, pasa mucho por el lenguaje, por la forma en que los entrenadores le hablan a sus jugadores, y un discurso claro, contundente y, de vez en cuando, como este al que hacemos referencia, con tintes mesiánicos y épicos, sirve para sacudir las entrañas y la psicología de los deportistas.
Dicho tipo de discurso, desde luego, ha de ir acompañado con muchas horas de sudor y entrega, pero queda claro que el lenguaje es más poderoso de lo que parece.
El gran Jorge Valdano, al que es inevitable no citarlo en estas situaciones, ya había anticipado que «un equipo es un estado de ánimo”.
El Cartaginés es hoy un equipo con un estado de ánimo extraordinario. La noche del miércoles 17 de octubre los aficionados celebraron una “remontada” que los puso a soñar con clasificar a la segunda ronda.
Y pensar que todo empieza y se gesta desde las palabras, aquellas que apuntan alto, muy alto, como “ganar la gloria eterna”.
*El autor es escritor y director de EL JORNAL
