(MARTES 24 DE OCTUBRE-EL JORNAL). Para efectos de una selección, la escogencia del técnico es muy distinta a la de un equipo y eso parece no entenderse en la Federación Costarricense de Fútbol, que hoy comanda Osael Marato.
Han tenido que ir casi de rodillas a pedirle a Ignacio Ambriz y a Ricardo Gareca que sean candidatos. Ya van mal. Además del evidente atraso en la designación.
Con Gustavo Alfaro ha de haber sido una situación similar. La realidad: el presupuesto de la Federación no compite con ninguno en el exterior.
Pese a ello y a que al menos en Costa Rica hay, en la actualidad, dos técnicos más que calificados para el puesto, como son Alexandre Guimaraes y Jeaustin Campos, a ambos los descartan no se sabe todavía por qué, quizá porque alguno tiene sangre B positiva y el otro sangre O negativa. No se sabe. Es un misterio por qué ambos son desechados.
Igual sucede con Jorge Luis Pinto, el hombre que hizo que Costa Rica alcanzara la gloria en Brasil 2014, y más allá de su carácter, ha demostrado ser un entrenador serio, metódico y los resultados están ahí. Quizá lo descalifien por la edad, 70 años.
La Federación de la mano de Claudio Vivas y Osael Marato descarta a tres entrenadores que, a diferencia de los otros, sí conocen el fútbol de Costa Rica porque han trabajado en sus clubes y en el caso de Pinto y Guimaraes, también con la Tricolor.
Se persiste en el error de menospreciar el talento y la capacidad nacional, y este es un mal precedente y un mal consejero.
Esperaba mucho más de esta Federación, pero, por ahora, es una decepción.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL